Adif sin recursos para contratar vigilancia que frene el expolio en La Placa y el consistorio prepara un operativo

Reclama colaboración vecinal para advertir de extracciones de hierro y que la Policía frene el desmantelamiento de este vestigio industrial.

14 de Mayo de 2013
Actualizado: 24 de Abril de 2019 a las 13:51
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El barrio ponferradino de La Placa es uno de los últimos caramelos para los ladrones de hierro y cobre, que en los últimos días han llegado a robar parte de los raíles de los antiguos talleres de la Renfe en Ponferrada.

En La Placa se encuentran paradas, desde la década de los ’80, las instalaciones que albergaban un complejo de vías para clasificar trenes de mercancías, un conjunto de máquinas locomotoras, así como un taller de tracción y material móvil, una zona donde se clasificaba el carbón, una subestación eléctrica y edificios de las antiguas instalaciones ferroviarias.

Tras comunicar el portavoz de Adif que desde la empresa no pueden hacer frente a la vigilancia de todas y cada una de las estructuras ferroviarias, el Ayuntamiento de Ponferrada tendrá que implicarse y poner los medios necesarios para evitar el desmantelamiento.

A través de la Policía municipal se llevará a cabo la tarea de vigilancia, aunque desde el consistorio, el edil de Seguridad Ciudadana, ha evadido cualquier concreción sobre la labor de vigilancia para no ofrecer pistas a los ladrones.

Además, también apelan a los ciudadanos del barrio a que alerten a los cuerpos de seguridad ante la más mínima sospecha de que se estén produciendo los saqueos de hierro y cobre que todavía se encuentran en las instalaciones abandonadas de Renfe en La Placa.

Los talleres
Las antiguas instalaciones de los talleres que servían para reparar la maquinaria de Renfe fueron propuestos en el año 2003 por el PSOE como conjunto histórico para el patrimonio industrial de la ciudad, pero finalmente, no se hizo. Posteriormente y ante la supuesta llegada del AVE a la capital berciana, se perfilaron como la supuesta nueva estación del tren de alta velocidad.

Ahora, con la crisis acuciando el país, los hangares ferroviarios se han convertido en uno de los últimos reclamos de los ladrones para vender las piezas de unas instalaciones que en la década de 1950 empleó a cerca de 600 trabajadores.