Alan Carballo, la pasión por el ciclismo de un voluntario llegado de Costa Rica

La historia que trae a este costarricense a Ponferrada es una más entre las que hay detrás de cada uno de los mil voluntarios del Mundial de Ciclismo

23 de Septiembre de 2014
Actualizado: 21 de Diciembre de 2014 a las 20:45
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La historia que trae a este costarricense a Ponferrada es una más entre las que hay detrás de cada uno de los mil voluntarios del Mundial de Ciclismo

Grupo de voluntarios del Mundial Grupo de voluntarios del Mundial

El Mundial de Ciclismo de Ponferrada cuenta con más de 1.200 voluntarios, cada uno con su motivos y razones para colaborar en el campeonato. Uno de ellos es Alan Carballo, un costarricense gran aficionado al ciclismo y cuya pasión y una historia personal le ha traído a la capital berciana a vivir la experiencia del que es su primer Mundial. “Me trae la afición al ciclismo, tengo quince años de trabajar para la Federación de Costa Rica de Ciclismo y allí no vivimos un espectáculo como este, ya hace cinco años que tengo la espinita por venir a un Mundial y este año se me dió”, cuenta.

Es la primera vez que asiste a un campeonato mundial y tiene la oportunidad de “ver a los élites”, como él dice. “Vengo a ver todo un espectáculo y tengo la dicha de estar acá desde que se inició el montaje de todo lo que es el Mundial, ya llevo diez días en Ponferrada”, explica Alan Carballo, que reconoce que todos los gastos para participar en este evento deportivo han salido de su bolsillo. “Es un esfuerzo bastante grande, un esfuerzo que uno hace y que merece la pena para poder estar disfrutando de este espectáculo”, añade el voluntario, que destaca la emoción de poder ver a Miguel Indurain, su ciclista favorito, fotografiarse con él y tener su firma en la bandera de Costa Rica.

Una bandera roja, blanca y azul llena con las firmas de otras figuras de este deporte, desde el corredor suizo Cancellara al presidente de la UCI, Brian Cookson. Otros de sus favoritos son el estadounidense Greg Lemond y “ahorita también podemos admirar a Alberto Contador de España”. “Son tantos, que uno va admirando a cada ciclista por las cualidades que tiene”, añade Carballo, que reconoce que no conocía nada de Ponferrada antes de que fuera seleccionada para albergar el Campeonato del Mundo de Ciclismo en Ruta. “Cuando vi que el Mundial era acá, lo que hice fue buscar por internet información y estuve viendo fotos y paisajes”, explica.

Unas buenas perspectivas que se han visto superadas con creces tras pisar tierras berciana. “Una vez que estoy aquí es algo increíble, las personas de otros lados que puedan venir acá, que vengan que disfruten, tiene lugares preciosos y la gente una amabilidad increíble”, anima el voluntario costarricense, que destaca especialmente el trato que ha recibido en la ciudad. “La primera semana la pasé´prácticamente solo acá y pedía que me tomaran una foto o una dirección y había personas que inclusive me acompañaban hasta el lugar que yo quería ir, es algo que le deja a uno así como impactado porque no en todas partes la gente llega y se siente con la seguridad que se siente acá”, cuenta.

Desde que llegó se encuentra trabajando en el área de circuitos, en el que cada día le asigna una tarea diferente, y se encuentra alojado con otras 25 personas. “Conmigo está una colombiana, un holandés, una portuguesa y el resto son gente de aquí, de diferentes lugares de España”, explica Carballo, que también está expectante a la carrera que hagan sus compatriotas en el Mundial, como Eloy Amador o Juan Carlos Rojas que, cuenta orgulloso, “viene bastante fuerte” tras ganar por tercera vez consecutiva la vuelta a Costa Rica y ser la “carta número 1” en ese país. También les desea buena suerte a los corredores españoles y que el Mundial se pueda quedar en casa.

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La historia de un tatuaje

20140923_020Alan Carballo lleva en su brazo derecho un tatuaje de Miguel Indurain en bicicleta, que se hizo hace unos años en memoria de su padre. El voluntario costarricense no puede contener las lágrimas al contar la historia que hay detrás de ese tatuaje. “Me lo hice cuando mi padre murió, que era un gran aficionado al ciclismo. Yo siempre quise tener un tatuaje, la noche que el murió estábamos leyendo una revista y vimos una foto de Miguel Indurain y él me pregunto si yo sabia quién era y le respondí que Indurain”, cuenta Carballo.

Su padre lamentablemente falleció a los pocos minutos y él decidió tatuarse esa foto para recordarle siempre. Así, quiere que su próximo tatuaje esté también vinculado al mundo del ciclismo y a la gran experiencia que está viviendo en la capital berciana durante estos días. “Cuando llegué a Costa Rica me voy a hacer un nuevo tatuaje con la imagen del que sea el nuevo campeón del Mundo y debajo voy a poner Ponferrada, en recuerdo a todo lo que he vivido acá”, promete.

La historia de Alan Carballo es solo una de las miles que hay detrás de cada uno de los voluntarios del Mundial, llegados de todos los rincones del planeta y que suponen un importante valor para la organización del Mundial de Ciclismo. Ellos dan un importante soporte tanto en los circuitos como en el centro de prensa, señalizando las curvas a los corredores, guiándolos desde la meta a la zona de podium o simplemente informando sobre los puntos de cruce para peatones o en el teléfono gratuito sobre el tráfico en el Mundial.

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