Muy lejanas en el tiempo quedan las celebraciones multitudinarias de Santa Bárbara en las que los mineros no acudían al tajo para disfrutar de la fiesta en honor a su patrona. Era una fiesta que iba más allá de los oficios religiosos, en la plaza que da nombre a la Patrona, con una carpa para minimizar al máximo el frío, una comilona y un gran baile. Con mineros, familiares, y una población volcada con el sector que era su medio de vida.
Hoy todo es diferente, aunque esta fecha sigue teniendo un profundo significado en las cuencas mineras. La celebración congregó en Bembibre a más de dos centenares de personas que mantienen viva la festividad.
La misa dio comienzo a mediodía con posterior procesión desde el Santuario hasta la estatua del Miner, donde la Virgen que partió del Santo se encontró con la Virgen de la Parroquia de Santiago, en el barrio de la Estación.
Un acto que congregó esencialmente a prejubilados y familiares, pero sin olvidar a personas que han perdido a algún ser querido en la mina, familiares de quienes permanecen en activo, y otras personas que mantienen el sentimiento minero en El Bierzo Alto.
De una forma u otra, los que quedan recordaron lo que significó la fiesta de Santa Bárbara en Bembibre y a quienes fallecieron en el tajo. De hecho, esta celebración dedicó un responso a las víctimas de la mina.
Como sucede siempre, el cántico a Santa Bárbara puso la nota emotiva en una población que lucha por mantener su identidad minera, aunque con menor fuerza de lo que un día fue.
