El ebanista de Cabañas, José Pérez, un ejemplo del oficio artesano como alternativa a la crisis en El Bierzo

En tiempos de crisis, los oficios artesanos se presentan como una alternativa de trabajo. Eso piensa José Pérez, que lleva 35 años dedicados al oficio y que desde hace una década ejerce de maestro con una quincena de jóvenes en sus instalaciones de Cabañas

14 de Septiembre de 2013
Actualizado: 21 de Septiembre de 2014 a las 11:01
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El carpintero y ebanista José Pérez defiende estos oficios artesanos como una alternativa de empleo desde su taller de Cabañas Raras, donde cada año aprenden a trabajar la madera una quincena de jóvenes.

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En tiempos de crisis, los oficios artesanos se presentan como una buena alternativa de trabajo. Poca inversión en maquinaria que se suple con algunas herramientas manuales y grandes dosis de destreza e imaginación . Eso es lo que piensa el carpintero y ebanista, José Pérez, que lleva más de 35 años dedicados a este oficio y que cada año -desde hace una década- ejerce de maestro con una quincena de jóvenes, y no tan jóvenes, que aprenden en sus instalaciones de Cabañas Raras  los secretos del trabajo con la madera.

"Este tipo de oficios son precisamente un salida a la crisis", señala Pérez, que defiende que se pueden hacer "muchísimas cosas y únicas" con un coste mínimo. "Es un aliciente, con una inversión mínima puedes vivir", insiste, ya que considera que frente a los muebles de las grandes superficies sólo se puede competir con muebles "especiales", hechos a medida y personalizados utilizando la decenas de técnicas que permite la madera, desde la marquetería a la talla, pasando por el torneado o el pirograbador. "Hay demanda a pesar de la situación, siempre hay gente que quiere cosas distintas y el hecho de ser artesano y manejarte en las diferentes técnicas te permite ofrecer algo especial", añade.

Y es que Pérez defiende la "fuente inagotable de creatividad" que son los procesos artesanales que, como en el caso de la madera, permiten interminables posibilidades con herramientas sencillas, algunas muy rudimentarias. "Escoplos, formones, gubias y cepillos dan mucho juego", asegura el artesano, que recuerda como empezó en el oficio "en la vieja escuela"."Empezabas en los talleres y, a lo mejor, te tirabas colocando puertas dos años, después empezabas a hacer unas sillas y unos bancos y entonces ya me metí con los muebles, para después perfeccionar la técnica con un maestro, el asturiano Faustino Martínez, muy bueno en el oficio y era licenciado en Bellas Artes", explica.

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El maestro

Ahora es él el maestro, en su nave organiza cursos de carpintería, ebanistería y artesanal con la subvención de fondos europeos a través del Ecyl y que tienen una duración de siete meses. Sus alumnos, algunos incluso llegados de La Coruña o Madrid, aprenden con él las técnicas y el oficio, pero sobre todo a trabajar con pasión y sentimiento para convertir sus obras en arte. Una profesión, la de artesano, que para Pérez tiene mucho futuro y destaca orgulloso que "un porcentaje muy alto de mis alumnos encuentra empleo".

Y la historia de Pérez es también una historia de superación, ya que con sólo 18 años perdió el dedo meñique y parte del metacarpo al cortarse con el disco de una máquina circular. "En ese momento creí que no iba a poder seguir trabajando en esto y, todo lo contrario, cada vez me intento superar más", afirma, al tiempo que confiesa que su "meta" es dominar todas las técnicas y superarse dentro de sus límites. Si piensa en una técnica, la marquetería le resulta interesante por su complejidad, un puzzle cuyas piezas hay que encajar, mientras que si tiene que optar por un tipo de madera le tiene un "cariño especial" al castaño por que es dócil para trabajar y es "interminable" en el tiempo.

José Perez ha convertido su oficio en un arte y ya ha expuesto su trabajos en Madrid, Valladolid y La Coruña, entre otros lugares. Ahora busca un lugar para mostrar sus obras en la capital leonesa, una retrospectiva de los trabajos realizados en los últimos cuatro años y dedicada a los artesanos. Decenas de piezas que resumen su experiencia, desde un 'Guernica' cuyas figuras del toro. el caballo, la lámpara o la mujer con el hijo en brazos con un combinación de nogal, cedro, fresno y castaño, a una sencilla copa que simboliza el Santo Grial. "Me gusta trabajar con maderas de aquí, no tienen comparación con tropicales como la teca o el iroko", defiende.

El arte de la madera

Sobre un expositor algunos sombreros, que incluyen el de Harry Potter y una pamela de mujer con madera pasmada, una técnica que supone trabajar la madera cuando está "podrida" y que permite conseguir diferentes tonalidades. Las posibilidades son infinitas, insiste Pérez, que apunta a la importancia de los acabados utilizando diferentes barnices, tintes y ceras, así como a la búsqueda de variadas texturas desde los pulidos a las rugosidades con alambre y la utilización del chorro de arena. Adornos que incluyen esferas huecas en cuyo interior hay un cubo y dentro otro cubo de seis puntas y que ha sido tallado de una única pieza de madera, bolígrafos torneados con curvas femeninas, anillos y la escultura de un Quijote de nogal.

Su obras de arte incluyen también un homenaje a la siega, con un arca de madera de castaño envejecida con amoniaco y molduras de fresno, aunque su creación más controvertida es una imponente mesa cuyo pie es una gran raíz de cedro."El cedro ya es un árbol sagrado en muchas culturas", destaca Pérez, que explica como las propias formas de la raíz le guiaron en la talla de animales que lucha por sobrevivir y se puede observar un león, un hipopótamo, un perro, un águila, un elefante o una serpiente, que luchan por sobrevivir en un planeta que está representado por un mapa mundi, también labrado en el cedro. A su lado la pinturas rupestres de la cueva de Altamira y uno de los relojes blandos de Dalí, cuyas agujas -con forma de mosquetón y balloneta- marcar las 4 horas y 26 minutos. "Es la hora a la que empezó la segunda guerra mundial", puntualiza.

En la medida de lo posible, este artesano trata de investigar en las raíces de este oficio, para muchos olvidado en una sociedad dominada por la producción en serie y la impersonalidad que se puede combatir "con la belleza y esplendor de algo muy natural llamado madera". Pérez sigue esperando en su taller de Cabañas Raras la llegada de nuevos alumnos a los que trasmitir sus conocimientos y su experiencia de más de tres décadas, mientras, seguirá con paciencia colocando una a una las piezas milimétricas de su particular catedral de León, que se une a una serie de obras de marquetería con lugares emblemáticos como Las Médulas, el castillo de los Templarios o la calle del Reloj de Ponferrada.

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