Los objetivos de la campaña son controlar el combustible utilizado en instalaciones de combustión pequeñas situadas en talleres e instalaciones industriales y agropecuarias; concienciar a los operadores en relación a la peligrosidad de la realización de estas operaciones para la salud pública y el medio ambiente derivado de las emisiones contaminantes que generan; localizar gestores de residuos que realizan operaciones inadecuadas; y mejorar la calidad del aire en la Comunidad y especialmente en municipios de tamaño pequeño donde es previsible que esta práctica está más generalizada;.
Los residuos más utilizados son restos de biomasa tratada, plásticos y restos de otras sustancias utilizadas en la agricultura y la automoción. La incineración de los residuos de estos dispositivos está prohibida por la normativa en materia de residuos, motivado en que las incineraciones en estas calderas no diseñadas a este fin provocan emisiones contaminantes importantes, con posibles repercusiones sobre la salud de las personas y el medio ambiente.
La operación abarcará todas las provincias de Castilla y León, aunque será especialmente intensa en comarcas donde hay industria de la fabricación de muebles y otros derivados de la madera natural.