El responsable autonómico de minería de UGT y presidente del comité de empresa de Uminsa, Jorge Díez, hizo un llamamiento a la participación ciudadana. En este sentido, la Asociación del Comercio Urbano de Ponferrada Templarium ha invitado a sus asociados a cerrar sus tiendas este martes de 11:00 a 12:00 horas en señal de apoyo. El presidente del Consejo Comarcal y de la Mesa de la Energía del Bierzo, Gerardo Álvarez Courel, también aseguró este lunes su asistencia a la concentración como soporte a la causa.
La semana pasada un centenar de trabajadores de las empresas mineras Uminsa e Hijos de Baldomero García (HBG) se concentraron frente a las puertas de la central térmica de Compostilla, en Cubillos del Sil, para exigir lo mismo, que se reanuden los suministros de carbón autóctono.
Consideran así que el Real Decreto que ultima el Gobierno para impedir que en 2020 cierren las centrales alegando motivos de seguridad estratégica en generación eléctrica, y que puede establecer cauces para expropiar las centrales a las eléctricas que planean apagones como en el caso de Anllares y Compostilla, no tendría sentido si se mantienen para operar con carbón importado.
Además, frente a los trabajadores de Uminsa y HBG pende la amenaza de extinción de contratos, algo que ya ha sucedido en HBG, aunque cuentan con la garantía de la empresa para contratar a los mismos trabajadores si se reanudasen los suministros a las térmicas. Por su parte, Uminsa, espera que no les suceda lo mismo, ya que esto impediría a los empleados acceder a las prejubilaciones en caso de que las rescisiones se produjeran antes de 2018.
Por su parte, la Federación Nacional de Empresarios de Minas de Carbón (Carbunión) ha asegurado que la negativa de las eléctricas a reanudar el suministro de mineral con destino a las centrales térmicas hará que varias empresas se vean obligadas a cerrar definitivamente, lo que generará "graves consecuencias para el entorno económico y social".
El objetivo de estas marchas no es otro que intentar salvar la economía berciana aferrándose a la minería, un sector que la ha sustentado durante mucho tiempo y que cada vez ve más cerca su final, con la compra de carbón extranjero o la amenaza de cierre de la central de Compostilla ante la imposibilidad de cumplir con los estándares de seguridad energética impuestos por la Unión Europea.