César Sánchez / ICAL
César Sánchez / ICALEl Lambrión Chupacandiles, una de las figuras más representativas de la Semana Santa ponferradina, ha cumplido un año más con la tradición de pregonar por las calles de Ponferrada la cercanía de esta festividad, declarada de interés turístico nacional.
Vestido completamente de negro, con el rostro cubierto por el capirote, una soga de esparto a la cintura y una campana en la mano, el Lambrión Chupacandiles ha salido el sábado previo al Viernes de Dolores de la Basílica de La Encina para recorrer las calles ponferradinas rodeado de niños.
El origen de esta importante figura se remonta al siglo XVII. Creado por la Hermandad Jesús Nazareno, el nombre de Lambrión Chupacandiles se refiere a lo que los muchachos de la villa le gritaban a su paso por las calles haciendo parada en las bodegas, donde le invitaban a probar el vino nuevo.
Desde hace más de un cuarto de siglo, siempre el mismo nombre ha ido atado al de esta figura creada por la Hermandad de Jesús Nazareno. Se trata de Vicente Parra, hijo y nieto de ‘lambriones’. "A pesar de la experiencia cuando llega este día es inevitable ponerme nervioso", ha afirmado Parra, que un año más ha cumplido con la tradición.
“En mi familia siempre se ha vivido como algo especial”, subrayó el cofrade, que recordó la “responsabilidad” que supone dar vida a una figura que “representa a toda la Hermandad”.
En ese sentido, Parra valoró el “mayor conocimiento” que los ciudadanos de Ponferrada tienen sobre la figura del Lambrión Chupacandiles en los últimos años. “Hasta hace muy poco estaba un poco olvidado”, recordó, aunque admitió que los turistas que desconocen la figura aún lo paran para pedirle una explicación sobre el personaje o para hacerse una foto con él. Por su parte, el mayordomo de la Real Hermandad, Marco Morala, recordó que la figura del Lambrión es un “elemento diferenciador, propio y único de la ciudad de Ponferrada” y uno de los motivos por los que la capital berciana obtuvo en 2015 el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Nacional para sus celebraciones de Semana Santa.
Como marca la tradición, un gran número de niños acompañó el recorrido del Lambrión por las calles de la ciudad, desde su salida en la Basílica de la Encina y a través de las calles del casco antiguo y de las principales avenidas y plazas de la ciudad. Ataviado con su tradicional atuendo completamente negro, con el rostro tapado por el capirote de penitente, una soga de esparto a modo de cinturón y la medalla de la Real Hermandad de Jesús Nazareno, el cofrade anunció con su repicar la cercanía de las celebraciones de la Pasión.
