Montserrat González reconoce “excesiva” su condena de 22 años y entiende que tendría que salir ya a la calle por unos hechos que no habló “con nadie” porque “para qué, si lo iba a hacer yo” y que reconoce no haber pensado las consecuencias, aunque sí haber tenido miedo porque su hija pudiera suicidarse. Sin tener en cuenta al entorno de Carrasco, dice sentir lástima por la situación de su hija. "Me da pena, la verdad, tener una madre así", al tiempo que asegura que no le pediría perdón porque "no se trataban, ella estaba encantada de la vida", añade.
Sin querer entrar a valorar lo que le ha dicho su familia sobre lo sucedido, Montserrat recalca que "tenía que hacerlo por Triana y lo hice", y declaró tener ganar de salir "para contar su maldad". Pese a encontarse en prisión, dice estar "de maravilla" porque "esa gente no es para estar en el mundo". Aunque insiste en que confía en que Dios hará justicia, entiende que a ella ya la ha castigado porque "esto es un castigo gordo, y más en esta cárcel y en este módulo".
Sobre la figura de Raquel Gago, insiste en que fue "una cosa casual" por la que la agente de la Policía Local "no debería estar así, y Triana igual" dado que ella fue la autora "a esa hora y coincidió".
Por su parte, Triana dijo sentirse molesta por que la gente pueda pensar que ella y Raquel Gago son lesbianas. "Ha sido algo mediático, no es real", dice. Denunció también que algunas funcionarias de la prisión van 'a por ellas', algo que se pregunta si corresponde a una orden y a que son votantes del PP o "no lo sé, pero lo noto". Además, Triana se pregunta por qué, al igual que Raquel Gago, no puede esperar el recurso fuera de prisión "si se sabe que no hubo un plan", dice.