Rogelio Pacios, el artista berciano del vidrio que resiste ante la fragilidad del encargo artesanal

El artista berciano Rogelio Pacios afronta la drástica reducción de la demanda de trabajo artesanal reinventando los sistemas de producción de su taller de Ponferrada e impulsando la creación de un sello de calidad para la artesanía de la provincia

23 de Julio de 2016
Actualizado: 28 de Julio de 2016 a las 14:09
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El artista berciano Rogelio Pacios afronta la drástica reducción de la demanda de trabajo artesanal reinventando los sistemas de producción de su taller de Ponferrada e impulsando la creación de un sello de calidad para la artesanía de la provincia

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El artista berciano Rogelio Pacios se enfrenta cada mañana, desde hace 16 años, a la fragilidad del cristal con el que elabora las piezas de artesanía a las que da vida en su Taller del Vidrio de Ponferrada y a “las tensiones que tienden a liberarse rompiendo”, como él mismo explica. En los últimos años, este artesano del vidrio ha tenido que hacer frente a otro tipo de fragilidad y tensiones, las de un negocio al que la crisis ha arrancado dos tercios de su volumen. Para conseguirlo, Pacios ha modificado la estructura de su empresa y ha puesto en marcha una necesaria reinvención de los métodos de trabajo.

“Como somos un taller pequeño, tenemos la capacidad de modificar radicalmente el sistema de elaboración y producción”, explica, y añade que “hoy puedo estar haciendo una vidriera, antes de ayer estaba elaborando una producción de piezas de obsequio y mañana llega alguien a pedirme un collar con unas cuentas de vidrio especiales”. Con esa capacidad de adaptación a la demanda y con el trabajo para impulsar la creación de un sello de calidad para la artesanía de la provincia, Pacios confía en superar las fragilidades de un negocio en permanente tensión. Y es que, como recuerda el propio artista, “los artesanos somos especialistas en hacer nuevos agujeros al cinturón”.

Pacios inició en el año 2000 su aventura en solitario en el mundo de la artesanía, tras doce años dedicado a la hostelería, con negocios como una discoteca en León o un hotel rural en los Ancares. Al volver a su Ponferrada natal y haciendo uso de lo aprendido en la Escuela de Artes y Oficios de León, el artesano levantó la persiana del taller de vidrio que lleva su nombre. “Empecé de cero totalmente, el taller estaba en el ático y tenía que trajinar los vidrios arriba y abajo todos los días”, recuerda el artesano. Fue entonces cuando completó su formación académica con varios cursos en el Centro Gallego del Vidrio, en Santiago de Compostela (La Coruña) y en la Real Fábrica de Cristales de La Granja, en Segovia. “La escuela me enseñó el oficio, pero la técnica la aprendí en esos años junto a artistas como Miriam di Fiore, que me enseñó a pensar como el vidrio, a mirar las tripas del cristal”, explica Pacios.

Entre sopletes, hornos, candilones y polariscopios, parece que Pacios realmente piense como el vidrio mientras habla con pasión de anclajes moleculares, soplados, puntos de cocción y termoformados, o de como los antiguos maestros vidrieros vivían enclaustrados en la isla de Murano y pagaban con su vida la transmisión de su preciado conocimiento. Este “aspirante a hombre del Renacimiento” elabora en su taller piezas de escultura, espejos, lámparas decorativas, vidriera artística, una línea de joyería bajo la marca ‘lady skbx’ y distintos obsequios de empresa. Entre sus creaciones más recientes se encuentran los recordatorios que el Consejo Comarcal del Bierzo distribuyó entre los ayuntamientos de la comarca para conmemorar el 25 aniversario de la institución.

Las piezas elaboradas por el artista berciano decoran, además, las instalaciones de varios ayuntamientos de la comarca y del resto de la provincia. Pacios también ha realizado trabajos en distintas iglesias, en propiedades particulares y en edificios patrimoniales como el Palacio de Canedo (León). “Creo que tengo el récord Guiness con una vidriera que hice para un particular y que medía casi cuatro metros por más de uno de alto y que tuve que elaborar en una sola pieza”, presume.

Apurando los retoques finales de su última obra, el artista se confiesa “afortunado” por poder disfrutar de un trabajo que le permite expresar su personalidad creativa. “Yo lo que no hago es copiar, la filosofía es que te lleves a tu casa una pieza exclusiva, algo único, lo que no siempre quiere decir que sea mejor que algo fabricado en serie”, admite. Por eso, critica las ocasiones en que algunos compañeros de profesión le han plagiado los trabajos y reconoce, con una sonrisa de satisfacción, que “el mosqueo me lo unto con un poco de ego y pienso que hacen bien si copian a los buenos”.

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Un sello de calidad para la artesanía

A la hora de salir al mercado, todos los artesanos tienen que enfrentarse al problema de la valorización del trabajo para un producto que, tal y como admite el propio Pacios, es “de tercera, o de cuarta, o de décima necesidad”. “Tienes que rentabilizar los trabajos porque les dedicas muchas horas”, reivindica el artesano, que lamenta que “entre el público en general, con la excepción de circuitos muy concretos, el factor crisis provoca que a la gente le cueste pagar”. Para conseguir mantener ese equilibrio inestable entre esfuerzo y beneficio, lo único que pueden hacer los artesanos, explica Pacios, es acelerar los tiempos de los trabajos sin que eso signifique una pérdida de calidad. “Un trabajo que vendes por 1.500 euros no puedes sacarlo en más de un mes, tienes que sacarlo en quince días y si puede ser en una semana, mejor. Si tardas dos meses estás perdiendo dinero y podrás hacerlo una vez, pero como sistema no te va a servir para subsistir y la gran maravilla es poder subsistir de tu trabajo”, asegura.

Para poder continuar disfrutando de esa maravilla, el artista berciano participa como coordinador de las actividades de la nueva asociación León Artesano, nacida al amparo de la Diputación con el objetivo de promover la artesanía de calidad y dinamizar las empresas del sector en la provincia. “De momento somos unos 30 artesanos y celebramos nuestra primera asamblea hace menos de un mes”, explica el artista berciano. En esa primera reunión, los integrantes de la asociación identificaron los dos grandes retos del sector: la visualización y la comercialización de los productos. Para hacerles frente, los primeros pasos de la asociación serán la creación de una página web que permita la venta online de los productos, así como la promoción a través de la presencia de los artistas en ferias nacionales e internacionales.

En este sentido, la aspiración última de la nueva asociación de artesanos, confiesa Pacios, es la creación de un marchamo de calidad para la artesanía de la provincia, un sello que certificaría la procedencia y la calidad de las piezas. “Es un proyecto a desarrollar, hace falta definir quién decide lo que es calidad pero no excluimos a nadie”, explica Pacios, que adelanta que los artesanos interesados en obtener el sello podrían cursar una formación especializada, otro de los objetivos básicos con los que nace la asociación. “En ese caso estaría dirigido a los propios artesanos, pero también queremos que haya cursos impartidos por los artesanos a otros compañeros y al público en general”, avanza.

Escuchando Pink Floyd en la Catedral de León

El artesano berciano hace memoria de sus primeros pasos en el mundo del vidrio, tras una formación dirigida al sector de la instalación eléctrica, que cursó en el Instituto Virgen de la Encina de Ponferrada. “Mi familia tenía empresas del sector de la construcción, pero yo descubrí que eso no era para mí”, explica, aunque admite que años después usó los conocimientos sobre electricidad y electrónica aprendidos en esa época para la creación de las lámparas que elabora en la actualidad. Tras su paso por el servicio militar, Pacios cursó cinco años de estudios en la Escuela de Artes y Oficios de León, donde se convirtió en aprendiz de Fernando de Andrés, quien más tarde sería decano del Colegio de Arquitectos de la provincia.

“Allí me encontré en mi medio, por las mañanas iba a clase y por las tardes me dedicaba al estudio de arquitectura de mi mentor”, recuerda el artesano, que descubrió precisamente en aquella época su pasión por la vidriera artística. “Una de las experiencias que recuerdo con más claridad es la conexión casi divina que sentía cuando entraba a la Catedral de León y paseaba contemplando las vidrieras mientras escuchaba Pink Floyd en el walkman”, explica Pacios, con agridulce nostalgia.

Ahora es él quién cada verano transmite sus enseñanzas a los alumnos de bachillerato artístico y de la Escuela de Artes y Oficios de León que todos los años llegan a hacer las prácticas a este taller ponferradino. De esta manera, pone su grano de arena para contrarrestar la tendencia a la desaparición de estos oficios tradicionales. “Tenemos un trabajo muy digno y debemos poner en valor este conocimiento que tenemos, que es un bien cultural”, defiende.

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