¿Sabías que tu perro también sufre 'la vuelta a la rutina' tras el verano?

08 de Octubre de 2016
Actualizado: 21 de Marzo de 2017 a las 11:31
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Cuando nos referimos al título de este artículo hablamos de cómo le afecta al perro los cambios de rutina.
Lo primero que debemos saber es que el perro es un animal gregario, es decir, que por naturaleza vive con otros miembros, no es solitario.

En vacaciones siempre disponemos de más tiempo para pasar con ellos, mucho de ese tiempo lo consumimos haciendo cosas con nuestra mascota en el exterior. Hay perros que durante los meses de verano están acompañados todo el tiempo, ya que los peques de la casa se quedan de vacaciones y pasan 24 horas junto a su mascota. También tenemos propietarios que tienen un mes entero de vacaciones y se van de viaje con su mascota. Como podéis imaginar hay tantas situaciones como propietarios...

¿Pero qué pasa cuando tenemos que volver a la rutina, cuando los niños vuelven al cole y nosotros tenemos que volver a trabajar? La respuesta es fácil, que ellos también tienen que hacerlo ¿Pero es tan sencillo?

Según Beatriz Riveiro, educadora canina en Animalia Servet, en el mes de Septiembre/ Octubre hay un repunte significativo de casos de perros con problemas de destrozos en casa, lloros, perros que se quedan ladrando cuando su dueño se va a trabajar. Todos estos perros sufren de estrés por un cambio brusco de rutina, algunos hiperapego e incluso ansiedad por separación. Algunos de estos problemas de conducta no se solucionan sin la ayuda de un profesional.

Vamos a ejemplificar para entender mejor la situación, en los dos planteamientos, los dos perros van a ser de la misma raza, será una raza activa, tamaño mediano-grande, hasta el momento sin problema aparente y de un año aproximadamente:

 

Planteamiento A: Al inicio del verano la familia queda de vacaciones, llevan al perro al parque a jugar con la pelota todas las mañanas sobre una hora. El perro está en la casa de verano con lo cual puede jugar con los niños todo el día. A mediodía sale dar un paseo corto, de 15 min porque hace mucho calor. Por la tarde juega con los niños en la piscina. Por la noche después de cenar sale a dar un paseo “a la fresca” de unos 8 km que es cuando la familia se reúne y al terminar toman todos juntos algo en la terraza de un bar. En la plaza del pueblo, lo sueltan para que juegue a la pelota con los niños y esté con otros perros mientras los adultos toman el café. Esto será así durante los próximos meses de verano, variando sábados y domingos que puede aumentar la actividad, pudiendo ser cambiante, ya que también van al río, la playa, viene familia y amigos de visita, etc.

Al finalizar las vacaciones el perro vuelve a la que ahora es su rutina, los niños vuelven al cole, los padres trabajan. Esto significa que el primer paseo de la mañana ya no es de 1 hora, si no de 20 min. Ya no está en una finca, ahora volvió al piso en el que normalmente vive. El ejercicio de la piscina también lo anulamos, el paseo de la noche se mantiene, pero como ahora ya es horario lectivo, entre semana ya no hay juego después del paseo, con lo cual el ejercicio disminuye un 80%. No solo es eso, el perro ahora pasó de estar 24 horas acompañado a estar de golpe un mínimo de 10 horas solo y sin nada que hacer. Le unimos que hemos sobreejercitado al perro durante tres meses, el perro necesita quemar la misma cantidad de energía.

La suma es muy sencilla: Perro muy ejercitado físicamente + estrés + piso + soledad = problemas

Planteamiento B: Al inicio del verano la familia queda de vacaciones, llevan al perro al parque a jugar con otros perros todas las mañanas sobre una hora. El perro está en la casa de verano con lo cual puede jugar con los niños todo el día. A mediodía sale a dar un paseo corto, sobre 15 min porque hace mucho calor. Por la tarde mientras los niños juegan en las piscina al perro lo dejan en un lugar tranquilo con un juguete interactivo apto para él, para que pueda estar solo mientras que lo mordisquea y que no pueda haber margen de error de que ningún niño lo moleste para que no sienta que deba proteger el juguete y pueda atacar a alguno de ellos. Por la noche después de cenar sale a dar un paseo “a la fresca” de unos 8 km que es cuando la familia se reúne y al terminar toman todos juntos algo en la terraza de un bar. En la plaza del pueblo,el perro permanece atado y tranquilo (porque él no juega como el anterior con pelotas, si no con perros) al lado de sus dueños para que los niños puedan jugar sin peligro. Antes de marchar para casa dejan que el perro esté con otros perros y sociabilice unos 5 min. Esto será así durante los próximos meses de verano, variando sábados y domingos que puede aumentar la actividad, pudiendo ser cambiante, ya que también van al río, la playa, viene familia y amigos de visita, etc.

20 días antes de que las vacaciones terminen, los dueños van reajustando cada día a la que será de nuevo la rutina del perro. Cada día acortan unos minutos el paseo de la mañana, lo dejan estar a ratos solo por la mañana, en su rutina de tarde no hace falta que cambie nada que el perro ve habitual estar solo y tranquilo jugando y 10 días antes se marchan ya para el piso.

La rutina de este perro también ha cambiado, pero más gradualmente, él va a poder gestionar mucho mejor el estrés que esto conlleva. Sus propietarios fueron más consecuentes, y supieron controlar también en verano mejor la rutina, sabiendo que esa no es la vida normal del perro y que tarde o temprano deberían volver.

Los perros necesitan tener una rutina muy estricta en horarios de paseo, comidas,juego...esto les ayuda a estar mucho más tranquilos, a poder gestionar mejor el estrés. Y no tener estrés significa no tener problemas de comportamiento.