Cuando a un tal Erwin Rommel no le iban bien las cosas, simulaba cañones que no tenía e inventaba panzers de cartón para intimidar al sombrero de plumas del inglés, con esto aparentaba una fuerza de la que carecía y hasta forzó alguna retirada a base de atrezzo y picardía.Esto mismo, en mayor o menos medida, ya lo hemos visto en los westerns, cuando los caballos en blanco y negro arrastran las ramas levantando polvareda, y hasta un cierto militar español se dio unas cuantas vueltas por Sevilla cambiando uniformes y aparentado superioridad para amedrentar a los leales a la República, con éxito militar, como ya sabemos.
Han pasado los años, los mariscales, los gobiernos y hasta se filman películas en color, con lo cual que tenemos a un ministro de defensa, ministra o ministre, que es complicado aclararse con estas cosas, que emulando a los grandes de la historia, se ha paseado por los micrófonos haciendo gala del brillante estado de los carros de combate del ejército español. Para acojonar al
enemigo, por supuesto, lo mejor es reconocerle que los carros del ejército español se encuentran en estado de semiabandono o achatarrados, por si la Inteligencia Rusa no lo tenía claro, y con estas declaraciones es imposible no buscar detrás del ministro, ministra o ministre, una sombra no de margaritas sino de humoristas, porque más nos recuerdan a las parodias del difunto Gila
que a las tácticas del Mariscal de Campo Rommel.
Total, que el ciudadano medio se acaba enterando que se compraron unos cuantos tanques por los que se ha pagado una fortuna, para dejarlos en las cocheras de Zaragoza, que no se encuentran operativos, ya que no dan la talla ni para prestárselos a los ucranianos, y que primero necesitan un poco de chapa y pintura. Puede que hasta se les envíe modernizados, con algún enano
vociferante en lo alto de la torreta para desmoralizar a los rusos, que ya se sabe que el españolito para eso tiene repertorio y pudiera ser más efectivo que
el señor Serrano Suñer y toda su militaría.
Así pues, la señora Ministra, perdón por el arcaísmo, ya ha cumplido con los socios europeos y no ha quedado mal con los socios de gobierno, o no tan mal como para que les den la puntilla, puesto que, a fin de cuentas, bien se puede prescindir de unos Leopard anticuados y un enano que grita palabrotas y para eso tampoco hay que pedir mayores consensos en el Congreso, pecata
minuta.
No obstante, en la tertulia, y a propósito de las declaraciones, un mordaz compañero dejó caer eso de “¿qué pensaría Rommel de todo esto?”.