El organismo de cuenca alega este retraso en los propios procedimientos administrativos de contratación, que han impedido que las más de 100 toneladas de restos de madera y lodo que colapsaron la playa fluvial en el centro de esta localidad ponferradina, fueran retiradas de la zona.
Un mes y 13 días han tenido que convivir los vecinos con esta situación, que también era de riesgo ante posibles nuevas avenidas de agua.
En este tiempo, eso sí, personal de Confederación ha limpiado las márgenes del río Oza aguas arriba, para evitar que próximas riadas de invierno sigan arrastrando restos de cortas y vegetación.
La intervención de limpieza cuenta con un presupuesto de algo más de 8.000 euros.