Una vez iniciadas las investigaciones, estas no se limitaron a la localización del material sustraído, sino que se ampliaron a toda la actividad económica de la casa, lo que dio como resultado la detención el pasado lunes de la propietaria del establecimiento y de sus dos empleados. En las pesquisas se puso de manifiesto que los empleados llevaban a cabo multitud de compras de oro y plata, por un valor económico elevado, y que no anotaban en el libro de registro, eludiendo así el control policial y fiscal.
Revisados los datos de la compraventa correspondiente a los años 2016 y 2017, se percibió un “enorme desfase” contable el año pasado, donde se adquirió oro por un peso de 3,5 kilos y se vendieron para fundir 32,5 kilos de oro y aproximadamente 13,5 kilos de plata, un metal que tampoco se anotaba en los libros de registro. El montante que se acumuló por estas ventas superó los 826.000 euros.
Según la documentación intervenida, parte de esos beneficios eran derivados al extranjero a través de locutorios usando personas interpuestas para eludir los posibles controles legales. En concreto se han constado envíos por valor de 30.000 euros en 2016 y 7.000 euros en los primeros meses del año 2017. En el operativo de detención llevado a cabo el lunes se intervinieron dos paquetes de joyas listas para su envío a la fundición, libros con la contabilidad paralela y talonarios con facturas falsas.