Define la etapa que atraviesa el Muna como "particularmente brillante" y su cocina como "una referencia gastronómica en una comarca extensa y necesitada de propuestas renovadoras como la suya". Resalta el compromiso del restaurante con su entorno, "queda claro desde los entrantes", al igual que los productos con los que trabaja "particularmente rico y diverso. Toda esta riqueza da forma a un telón de fondo que el cocinero conoce y utiliza sin renunciar a productos llegados de otros lugares y que enriquecen su propuesta. A lo largo del recorrido aparecerán gambas blancas de Huelva, lubinas o gónadas de erizo, aunque siempre dentro de una lógica que juega a favor de la experiencia".
A partir de ahí, hace un repaso por todos sus platos, desde los entrantes hasta el postre, donde destaca el humilde 'Oda a la Cebolla de Villafranca del Bierzo", al Botillo o incluso al pan. "Pero hay, sobre todo, el esfuerzo de un cocinero por hacer suyo este imaginario, por replantearlo desde una visión personal sin que pierda su esencia", y califica el proyecto como valiente, nuevo y diferente. Para leer el artículo completo pulsa aquí (clic).