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La Semana Santa de Ponferrada ha dado este sábado su pistoletazo de salida con la inauguración habitual a cargo del Lambrión Chupacandiles. Ataviado con su vestimenta habitual, con la solemnidad como máxima, hizo sonar por las calles de la capital berciana el repicar de la campana que anuncia el comienzo de la Semana Santa en Ponferrada, declarada de Interés Turístico Nacional.
Ya huele a rosquillas y torrijas, y ya se saborea la mítica limonada, con el comienzo de una celebración tan arraigada en la comarca berciana, que llega con más ganas si cabe después de la suspensión de la misma el año pasado.
Este año, la figura característica de la Semana Santa ponferradina recorrió las calles en solitario, a diferencia de la comitiva de niñas y niños que le acompañan tradicionalmente; siendo además la única celebración que pisará la calle, pues a consecuencia de la pandemia las procesiones se han cancelado y el Viacrucis tendrá lugar en el Castillo de los Templarios a puerta cerrada.
Después de vestirse de negro, con el rostro cubierto por el capirote -y mascarilla debajo-, la soga de esparto a la cintura y la campana en la mano, el Lambrión fue bendecido por el rector de la Basílica de La Encina, Antolín de Cela, y abandonó la iglesia para pregonar por las calles de la ciudad la proximidad de la pasión.
La tradición que confiere personalidad a la Semana Santa ponferradina
Los orígenes de esta tradición se remontan al siglo XVII, creada por la Hermandad de Jesús Nazareno, es uno de los actos más significativos de la Semana Santa berciana. Según la tradición, este personaje se viste completamente de negro y se cubre el rostro para recorrer las calles de la ciudad acompasado al sonido de la campana que lo acompaña para llamar la atención de los fieles.
El nombre de Lambrión Chupacandiles se refiere a lo que los muchachos de la villa le gritaban a su paso por las calles haciendo parada en las bodegas, donde le invitaban a probar el vino nuevo.
Desde hace más de un cuarto de siglo, siempre el mismo nombre ha ido atado al de esta figura creada por la Hermandad de Jesús Nazareno. Se trata de Vicente Parra, hijo y nieto de ‘lambriones’. Era el año 1990 cuando el actual ‘Lambrión Chupacandiles’, Vicente Parra, relevó a su padre en el papel de este solitario nazareno. Desde entonces, ha cumplido año tras año la tradición, a excepción de 2020, cuando su comitiva se sustituyó por la megafonía de un coche patrulla de la Policía Municipal de Ponferrada en pleno confinamiento.
FOTOS: FRANCISCO L. POZO / INFOBIERZO
FOTOS: CÉSAR SÁNCHEZ / ICAL
