Con un presupuesto cercano a los 45.000 euros para la primera fase, a los que se suman otros 105.000 euros para la segunda fase, la intervención pretende abrir al público este espacio arqueológico en el que la Fundación Las Médulas ha desarrollado cuatro campos de trabajo en los últimos veranos. El gran número y la complejidad de las estructuras arquitectónicas presentes en el yacimiento lo diferencian de otros restos arqueológicos existentes en la zona, como el Castrelín de San Juan de Paluezas o el asentamiento metalúrgico de Orellán.
En mayo de este año, la Junta concedió a la Fundación Las Médulas una subvención de 115.000 para esta actuación y para otras intervenciones de mantenimiento y difusión en el espacio cultural que rodea a la antigua mina de oro romana. Tras el visto bueno del pleno municipal, el proyecto se somete a información pública durante 20 días para que pueda ser examinado por los interesados y para que se formulen las alegaciones pertinentes, según consta en la edición de hoy del Boletín Oficial de la Provincia (BOP).
Una vez solucionadas las reclamaciones, los interesados dispondrán de 10 días para presentar sus ofertas en el registro general del Consistorio. Los trabajos se adjudicarán mediante un procedimiento abierto simplificado y tendrán un plazo máximo de ejecución de dos meses, contados a partir de la fecha de la firma del acta de comprobación del replanteo.
Un yacimiento de origen prerromano
En el año 2017, el director científico de la excavación del Castro de la Peña del Hombre, Jesús Celis presentó los resultados de la I campaña de excavación, llevada a cabo en agosto de 2016 en este enclave situado en Paradela de Muces (Priaranza del Bierzo). Celis confirmó que el asentamiento data de la primera mitad del siglo II a.C., además de estar “casi intacto, como si hubiera sido abandonado y nunca más ocupado”.
La I campaña de excavación, donde se llegó estas conclusiones, se realizó el pasado verano de 2016, cuando miembros de la Asociación Cultural Muces, y posteriormente una expedición de arqueólogos, se encontraron con dos acumulaciones de piedra considerables.
En septiembre de 2017 se llevó a cabo un tercer Campo de Trabajo en este terreno, cuya conclusión principal fue que el “buen grado de conservación de los restos constructivos hace especialmente singular y atractiva la visita al Castro durante la excavación”. Pero, a renglón seguido, advirtieron de que “la poca estabilidad” del yacimiento aconseja cerrar esta posibilidad durante los meses de invierno.
De entre las materiales encontrados, la Fundación Las Médulas destacó la importancia de un conjunto de cerámica fabricada a mano que distingue ollas y urnas típicas de la Segunda Edad del Hierro, junto a algún ejemplar de cerámica celtibérica que procede de la zona meseteña leonesa. Otros objetos de bronce como las fíbulas de torrecilla o las típicas de La Tene ilustran acerca de las modas en sus adornos. Los objetos de hierro contienen cuchillos afalcatados, puntas de lanza, punta de pico o remaches y grapas, mientras que en distintas piedras se fabricaron molinos, machacadores, afiladeras o fusayolas. También se han recogido una buena muestra de restos óseos procedentes de los animales que se utilizaron y que fueron consumidas por las gentes castreñas. Las vigas calcinadas por el incendio de una casa proporcionarán datos sobre la utilización de madera y los restos de muestras de polen extraídas servirán para una caracterización ecológica del medio en el que vivieron los astures.