En una sociedad cada vez más envejecida, los cuidados se convierten en prioridad

21 de Octubre de 2022
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Las cifras de envejecimiento en España son del 133,5 %, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De ahí que los cuidados sea un tema del que cada vez se preocupen más la sociedad y las administraciones. Y es que, vamos camino de una sociedad con mayor número de personas de edad avanzada debido a la baja tasa de natalidad y una mayor esperanza de vida.

De hecho, por comunidades autónomas, Asturias lidera el ranking con el 240 % (240 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16), seguida de Galicia (213 %) y Castilla León (211 %). Es por eso que en estas regiones se necesitan cada vez más auxiliares de enfermería y personas que se encarguen de los cuidados. El problema es que no siempre es fácil encontrar a profesionales disponibles.

Por otra parte, los estereotipos de género hacen creer que las mujeres están dotadas de una manera natural por cualidades que las hacen estar mejor preparadas para cuidar. De ahí, que, en la mayoría de los casos, los cuidados recaigan sobre las mujeres, ya sean familiares, u otras profesionales. Otra problemática añadida es que esta tarea desde hace unos años ha recaído sobre las mujeres migrantes, a las que no se les respetan sus derechos laborales.

 

Cómo deberían ser los cuidados


El primer paso pasaría por democratizar los cuidados y para ello hay que acabar con la brecha de género tanto en el seno de la familia, como en la sociedad. Tanto hombres, como mujeres, son perfectamente capaces de cuidar a otras personas, en este caso, a las personas de edad avanzada. Para ello, eso sí, han de contar con una serie de cualidades que solo la formación adecuada puede aportarles.

Por desgracia, no siempre es fácil encontrar profesionales suficientes para tender a la creciente demanda de cuidados. O en caso de contratarlos, no se les ofrecen las condiciones laborales que merecen. No obstante, quienes se dediquen o quieran dedicarse a cuidar como mínimo han de contar con las siguientes cualidades personales:

  • Vocación. La tarea de las personas cuidadoras es vocacional, puesto que demanda esfuerzo, perseverancia y sacrificio. Quien se dedica a los cuidados de manera profesional, sabe que debe comprometerse a estar totalmente presente para la persona que depende de él o ella.

  • Honestidad. La honestidad, la integridad y la verdad son valores indispensables, además de la puntualidad. Cuidar significa realizar las responsabilidades con precisión y el debido respeto y discreción hacia la persona que es cuidada.

  • Comunicación. La comunicación es fundamental para quien se dedica a los cuidados de manera profesional. De hecho, es recomendable manejar habilidades pedagógicas como el uso de un lenguaje para poder prestar el mejor servicio posible.

  • Positividad. Una buena dosis de optimismo y positividad favorecerá la relación con la persona que está siendo cuidada. Además, aliviará la soledad que, por desgracia, sufren la mayoría de las personas de edad avanzada.

  • Paciencia. El cuidado conlleva momentos de tensión, por eso, la paciencia ha de ser una de las principales virtudes en los cuidados. Poder resolver conflictos con comprensión y tolerancia es esencial para poder realizar este trabajo con éxito.

  • Inteligencia emocional. Saber gestionar las emociones propias y ajenas es otra de las características de un buen cuidador. Hay que ser capaz de controlar los impulsos, tener estabilidad en las relaciones, y evitarle cualquier sobresalto, dentro de lo posible, a la persona que está siendo cuidada.

  • Empatía. La empatía es clave para los profesionales de los cuidados. Hay que humanizar la relación y romper las barreras que puedan existir entre paciente y cuidador. El objetivo es conseguir un contacto cercano y ser compasivos, dando un trato muy humano.

  • Asertividad. Esta cualidad, tan de moda en los últimos años, es clave para los cuidados. Sin asertividad no se podrían tomar decisiones adecuadas frente a los diferentes escenarios que se pueden dar cuando se está cuidando a una persona mayor. Sobre todo, si la persona padece algún tipo de deterioro cognitivo.

  • Fuerza y estabilidad tanto física como psicológica. Encargarse de los cuidados diarios de una persona dependiente o de edad avanzada, requiere de fuerza física y emocional. Las situaciones del día a día pueden suponer mucho estrés si no se sabe gestionar adecuadamente. Por eso, quienes se dedican profesionalmente a cuidar, también deben autocuidarse para poder ejercer su profesión de forma adecuada.

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Pero, además de todas las cualidades psicológicas descritas anteriormente, quienes se dedican a los cuidados también deben tener la formación adecuada. Quienes se hayan formado como auxiliares de enfermería tienen conocimientos sobre una serie de aspectos como: Atención al paciente encamado, constantes vitales, administración de medicamentos, rehabilitación, etc.

Además de conocimientos clínicos, estos profesionales también están formados en salud mental, urgencias y emergencias, cuidado de las personas mayores y secreto profesional. Son conscientes de la responsabilidad que conlleva su labor y por ello son las personas más adecuadas para hacerse cargo de los cuidados.