La rápida muerte del formato para tocadiscos hizo que apenas quedaran productores de estos plásticos en Europa. Por eso, su inesperado auge les pilló con el pie cambiado y cada vez con más problemas para poder suministrar la creciente demanda. Las cifras hablan por sí solas. En 2013, en España se despacharon 140.000 vinilos, mientras que en 2020 las ventas ascendieron a 1,23 millones.
Si esos datos ya eran impensables, más sorprendente aún es otro fenómeno que ha roto expectativas: en menos de una década, han abierto sus puertas tres fábricas de vinilos en la Comunidad Valenciana, País Vasco y la Comunidad de Madrid y están funcionando a pleno rendimiento.
Aunque pueda sorprender a muchos, hoy en día hay producción de vinilos para todo tipo de artistas. En el caso de Press Play Vinyl, sus clientes son tanto artistas locales que lanzan su primer disco como multinacionales que pueden llegar a pedir tiradas de más de 20.000 ejemplares, como son los casos de las mencionadas reediciones. “Hemos trabajado con todos los grandes sellos nacionales y multinacionales”, subrayan. Es un perfil de clientela similar al de Mad Vinyl Music, donde indican que “entre los grupos que se autoeditan, casi ninguno hace ya edición en CD, pero sacan una tirada de varios cientos de copias en vinilo”.