La familia ‘demodex’ son seres microscópicos, parecidos a los gusanitos de seda, que habitan en los folículos pilosos y las glándulas sebáceas. A priori inofensivos, incluso beneficiosos para mantener el tejido cutáneo libre de residuos y bien protegido, han visto alteradas sus costumbres con el uso de las mascarillas oscuras y opacas, esas que convierten el día en noche para la zona que defienden de los virus, y que desequilibran el ciclo vital de estos nanoácaros, que se vuelven locos y se reproducen más de lo que debieran.
Además del archiconocido maskné, están detrás de la aparición de otros problemas como la rosácea, la dermatitis, pequeñas erupciones, foliculitis y eccemas.