Juicio Pozo Emilio | Los familiares constatan la preocupación de las víctimas por el estado de la explotación

El juicio por el suceso que el 28 de octubre de 2013 le costó la vida a seis trabajadores del Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa contó hoy con la declaración de familiares de las víctimas, algunos de los cuales constataron la preocupación que tenían por el estado de la explotación.

27 de Febrero de 2023
Actualizado: 28 de Febrero de 2023 a las 13:37
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Juicio por la muerte de seis mineros en la Hullera Vasco Leonesa
Juicio por la muerte de seis mineros en la Hullera Vasco Leonesa
El juicio por el suceso que el 28 de octubre de 2013 le costó la vida a seis trabajadores del Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa contó este lunes con la declaración de familiares de las víctimas, algunos de los cuales constataron la preocupación que tenían por el estado de la explotación.

El Juzgado de lo Penal número dos de León acoge el juicio por la muerte de seis mineros en octubre de 2013 en el Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa.

 

“Muchas veces me dijo que allí iba a pasar algo gordo, que aquello no se estaba explotando como otras veces”, declaró Manuel Moure, padre del picador del mismo nombre, y jubilado de la compañía, quien recordó cómo se enteró de la muerte de su hijo. “Oí rumores en el pueblo. Llamé al grupo y pregunté si había habido un accidente; no concretaron y me presenté allí. Cuando me bajé del coche, un compañero me dio el pésame”, relató. 

Patricia Collazos, viuda de José Antonio Blanco, se enteró por la televisión de lo sucedido. “Nadie me llamó de la empresa para decirme nada”, manifestó y respecto a la situación de la zona accidentada señaló que su pareja había expresado el deseo de que le destinaran a otras labores “porque eso estaba muy mal allí”.



María Isabel de la Fuente, viuda de Roberto Álvarez, reconoció que había “tensión” por los despidos previos al accidente de responsables de la seguridad en la empresa y sobre las condiciones del taller donde se produjo el siniestro declaró que “había veces que venía preocupado y se hablaban en casa las cosas”

La viuda de Manuel Moure, Verónica Alonso, también conocía los despidos previos de ingenieros por cuestiones vinculadas a la seguridad y acerca de las percepción del fallecido aseguró que “comentó justo el jueves antes del accidente que estaban las cosas muy mal y que iba a pasar algo. Que lo habían comentado ya y que no les habían hecho caso”. 



El hermano de otro de los fallecidos, Orlando González, sustituyó en la comparecencia a su madre pero no tuvo que responder a preguntas de los letrados salvo para ratificar las declaraciones previas sobre el caso. 

También declaró este lunes el picador Agustín Fernández, quien manifestó que los trabajadores tenían inquietud por la situación del taller. “En el séptimo eso lo hablábamos todos los días en el cuarto de aseo y fuera del trabajo. Mirabas la bóveda esa y ya veías el peligro. Es que esto no era normal. Veías cosas que no se hacían bien”, declaró y recalcó respecto a su experiencia anterior en otras zonas de la mina que “lo primero que se hacía era separación de labores y aquí no se hacía. Me cansé de oírle al capataz que no se sutiraba cuando el taller no había hundido. Creas una bomba”. 



Además, comentó que las condiciones de trabajo en el Pozo Emilio (Grupo Tabliza), donde ocurrió el accidente, eran peores que las vividas en otros destinos de la misma empresa. “Comparaba Tabliza con Victorino, en el aspecto malo. Mismamente en el material, en Tabliza parecíamos pobres y teníamos que ir a pedir material a las contratas. Me daba hasta vergüenza. Vi muchísima diferencia en seguridad”, aseguró y reiteró que en el taller siniestrado no se aplicaba la separación de tareas que con anterioridad se consideraba “sagrada”. 

“Si yo lo veía... ellos tienen ojos como yo”, señaló respecto a las visitas del delegado minero y a las actas del comité de seguridad. “Las mirabas y muchas veces ponían cosas como que si el agua de la ducha estaba caliente y cosas de esas y les decíamos que dejaran de poner chorradas y pusieran cosas importantes”, añadió. “¿Y de qué vives?” respondió a una de las letradas cuando le preguntó si los mineros habrían trabajado en un lugar que considerasen peligroso. 



El barrenista de rampla Juan Jesús Colmenero, destinado en el área siniestrada, fue el último en declarar en la sesión de este lunes y aseguró que la situación del taller afectado por el escape de grisú que le costó la vida a seis compañeros “se comentaba con todo el mundo… lo sabía todo el mundo que eso estaba mal”. 

“Se lo dije a mi mujer unas cuantas veces; que si me pasaba algo, que denunciara, que eso no podía estar así. Pero hay que ir; no puedes negarte”, apuntó después de señalar que en 23 años de experiencia en la empresa “nunca” vio un taller en las condiciones en las que estaba el taller siniestrado.