La Aemet augura un otoño “más cálido y seco de lo normal” tras el décimo verano más caluroso desde 1951

La Comunidad da la bienvenida la otoño con un fin de semana con temperaturas propias del invierno e incluso posibles heladas el lunes, a lo que seguirá el tradicional ‘veranillo de San Miguel’

22 de Septiembre de 2020
Actualizado: 06 de Octubre de 2020 a las 10:26
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otoño
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Este mediodía dio comienzo el otoño astronómico, que se prevé que sea “más cálido y seco de lo normal” en Castilla y León, con lo que se despide el verano que ha resultado el noveno más cálido del siglo XXI y el décimo desde 1951. En general, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) el inicio del otoño vendrá marcado por una fuerte bajada de temperaturas el próximo fin de semana a lo que seguirá el tradicional ‘veranillo de San Miguel’ que se prevé que se prolongue durante buena parte del mes de octubre.

El jefe del Grupo de Predicción y Vigilancia de la Delegación Territorial de la Aemet en Castilla y León, Jesús Gordaliza, auguró para el fin de semana “una bajada sustancial” de las temperaturas en lo que será “una situación invernal”, con la entrada de aire procedente del norte de Europa e incluso del Ártico, que se prolongará hasta el lunes por la mañana, cuando podrían registrarse las primeras heladas en zonas de la Meseta de Soria. Tras este episodio, las temperaturas van a empezar a “normalizarse” e incluso experimentarán una subida destacada, tanto en las máximas como en las mínimas.

De esta forma, el fin de semana no se prevé que las temperaturas superen los 14 o 15 grados de forma generalizada, incluso los 10 en algunas zonas como Burgos o León, además de que se esperan las primeras nieves en el extremo norte en cotas de entre 1.400 y 1.600 metros. “La sensación térmica va a ser más de un principio de diciembre que de un final de septiembre”, apostilló Gordaliza.

En este inicio del otoño, la ausencia de precipitaciones también será la tónica general, y los tres próximos meses se prevé que la estación sea “ligeramente cálida”, con un 50 por ciento de probabilidades de que sea más cálido de lo normal y un 50 por ciento de probabilidades de que sea “más seco”, explicó el jefe del Grupo de Predicción y Vigilancia de la Delegación Territorial de la Aemet.

Verano cálido

Atrás queda ya un verano que ha sido “cálido o muy cálido” y “ligeramente seco” en Castilla y León, aunque Gordaliza hizo “matices” al respecto, porque aclaró que han sido las temperaturas diurnas las que dieron ese carácter cálido, con una anomalía positiva de 1,2 grados. El mes de mayor peso en esos valores fue el de julio cuando los valores “se dispararon” en un mes “extremadamente cálido” mientra que junio fue “normal” y agosto fue “más o menos el esperado”.

En esta ocasión, Gordaliza resaltó que solo se registraron dos olas de calor, que tuvieron lugar a finales de julio y primeros de agosto, además de que estas no fueron muy extensas en días, aunque sí estuvieron “bastante sostenidas en cuanto a temperaturas”. También la precipitación resultó “muy irregular” y mayoritariamente “en forma de tormentas”.

En el trimestre correspondiente a los meses de verano, la media de temperaturas fue de 20,9 grados, lo que supuso una anomalía positiva de 0,8 grados, lo que le convierte en el décimo verano más cálido desde 1951 y el noveno más cálido del siglo XXI. “Todos los veranos más cálidos se agolpan en este siglo”, advirtió Gordaliza, quien apuntó al cambio climático que se vislumbra en estos valores.

De hecho, en algunos punto se registraron temperaturas récord, como ocurrió en Burgos el 27 de julio, cuando se alcanzaron los 38 grados, además de que ha habido valores “muy altos o medias de máximas” en el valle del Tiétar, donde se llegaron a superar los 40 grados. “Ha sido extremadamente cálido en el oeste y en el sur”, añadió Gordaliza.

En lo que a las precipitaciones se refiere, en Ávila y Salamanca llovió “muy poco” y la mayor parte de las estaciones registraron valores de entre 47 y 110 litros, con 16 días de precipitación apreciable. A 18 de septiembre, la precipitación acumulada en el año hidrológico es de 454 milímetros, lo que supone un 10 por ciento por encima de los valores normales.

Cambio climático

A juicio de Gordaliza, el cambio climático está “bien claro” en lo que a las temperaturas se refiere, y no tanto en referencia a las precipitaciones que “va a ser igual”. Lo que sí que se aprecia es un cambio en “la forma de diferenciar” ya que antes las lluvias eran prolongadas en el tiempo y ahora es más frecuente que se produzcan en forma de tormentas o lluvias de mayor intensidad, si bien el balance “va a ser más o menos el mismo”, este año un 10 por ciento por encima de lo normal.

El delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, también se refirió al cambio climático y a la necesidad de asumir políticas de transición ecológica y energética, así como reducir “al máximo” todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, recordó que el Gobierno está inmerso en la tramitación de una Ley de Cambio Climático para dar respuesta a las emergencias del clima.

A juicio de Izquierdo, estos cambios están dando como resultado fenómenos “cada vez más intensos, concentrados y con mayores daños” para la población y las infraestructuras. “Cada vez asistimos a más danas y más fenómenos de lluvias intensas o granizo que obligan a tramitar ayudas para las administraciones locales para hacer frente a estos daños”, sentenció.

 

Comienza el otoño que durará 89 días y 20 horas hasta concluir el 21 de diciembre

El inicio del otoño en España se produjo este martes a las 15.31 horas (horario peninsular) y durará 89 días y 20 horas hasta concluir el 21 de diciembre, cuando comenzará el invierno, según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, perteneciente al Instituto Geográfico Nacional.

El comienzo de las estaciones viene dado, por convenio, como el instante en que la Tierra se encuentra en una determinada posición en su órbita alrededor del Sol. En el caso del otoño, esta posición es aquélla en que el centro del Sol, visto desde el planeta, cruza el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el sur. Cuando esto sucede, la duración del día y la noche prácticamente coinciden. Por eso, a esta circunstancia se la llama también equinoccio de otoño. En este instante en el hemisferio sur se inicia la primavera.

El Observatorio Astronómico Nacional señala en un informe sobre el otoño que el equinoccio de esta estación puede darse a lo sumo en cuatro fechas distintas e iniciarse entre el 21 y el 24 de septiembre. A lo largo de este siglo, la estación otoñal comienza el 22 o el 23 de septiembre, con su inicio más tempranero en 2096 y el más tardío en 2003.

Las variaciones de un año a otro son debidas al modo en que encaja la secuencia de años según el calendario (unos bisiestos, otros no) con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol, conocida como año trópico.

El otoño es la época del año en que la longitud del día se acorta más rápidamente. A las latitudes de la península, el Sol sale por las mañanas cada día más de un minuto después que la jornada anterior y por la tarde se pone más de un minuto antes. De este modo, el tiempo en que el Sol está por encima del horizonte al inicio de la estación otoñal se reduce casi tres minutos cada día a las latitudes de la Península Ibérica.

Cambio horario

Como es habitual, el último domingo de octubre (día 25) se producirá el cambio de hora, cuando a las tres de la madrugada habrá que retrasar el reloj hasta las dos (una hora menos en Canarias), de manera que ese día tendrá oficialmente una hora más.

No obstante, el Parlamento Europeo debate la posibilidad de eliminar los cambios de hora a partir de 2021. Todavía no hay una decisión firme, pero es muy posible que en un futuro próximo no se vuelva a cambiar de hora en primavera y otoño en la UE.

La primera luna llena del otoño se producirá el 1 de octubre y las siguientes, 29 o 30 días después (el 31 de octubre y el 30 de noviembre).

En cuanto a los planetas, el cielo al amanecer estará dominado por Venus y al anochecer por Júpiter y Saturno. Marte será visible por las mañanas al comienzo del otoño y pasará a verse al anochecer a mediados de octubre. El 30 de noviembre se producirá un eclipse penumbal de Luna visible en Asia, Oceanía y América. El 14 de diciembre habrá un eclipse total de Sol que podrá verse en el océano Pacífico, Sudamérica, la Antártida y el océano Atlántico. Ninguno de estos dos eclipses será visible en España.

La primera lluvia importante de meteoros del otoño será la de las dracónidas, cuyo máximo se dará hacia el 8 de octubre. Otra es la de las leónidas, con el máximo alrededor del 17 de noviembre y que ocasionalmente llega a ser muy intensa. Pero la más llamativa es la de las gemínidas, cuyo máximo ocurre en torno al 14 de diciembre.

En cuanto a las agrupaciones ficticias de estrellas conocidas como constelaciones, Andrómeda y Pegaso centran la atención de los cielos otoñales. Será el mejor momento para observar la Galaxia de Andrómeda (M31) en toda su majestuosidad. El triángulo de verano, formado por Deneb en el Cisne, Vega en Lira y Altair en el Águila, seguirá siendo visible durante la primera parte de las noches otoñales, aunque gradualmente a menor altura sobre el horizonte oeste.

Por el este podrá verse surgir la constelación de Tauro y más tarde el cazador Orión, que alcanzará su máximo esplendor durante las noches de invierno. Alrededor de la Estrella Polar se verán a lo largo de la noche el Cisne, Casiopea, la Osa Menor y la Jirafa.