La agenda constitucional de la 'Generacion Z'

Los premios extraordinarios de Bachillerato de la Comunidad destacan los valores de modernidad y consenso de la Carta Magna pero reclaman ponerla al día

06 de Diciembre de 2018
Actualizado: 09 de Diciembre de 2018 a las 11:53
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"Por primera vez se logró un auténtico consenso sobre qué tipo de país queríamos ser, dejando de lado nuestras diferencias y centrándonos en un pacto para las próximas generaciones". Con esta claridad, a prueba de enrevesados análisis, describe la complejidad de la Transición un jóven de 18 años rebosante de ilusión por la música, estudiante en el Conservatorio Superior de Madrid y premio extraordinario de Bachillerato en Soria el año pasado. Guillermo Alemán forma parte de una generación que valora el impulso de cambio, modernidad y consenso que supone la Carta Magna y que tiene también su propia agenda de reformas para ponerla al día.

La Agencia Ical ha hablado sobre la cuestión con algunos de los premios extraordinarios de Bachillerato de la Comunidad. Son chicos y chicas de 18 años con un poso de reflexión que muchas veces no se les reconoce y, sobre todo, con ideas claras y sentido común sobre lo que significa la Constitución y sobre lo que quieren que sea en el futuro, reforzando su vertiente social y garantizando de forma más efectiva la igualdad de todos los ciudadanos. No obstante, existe acuerdo en que supuso "un enorme avance frente a la dictadura en muy poco tiempo", en palabras del burgalés Javier Ruiz, quien asegura que el texto constitucional "ha permidio los 40 años de mayor libertad y progreso de España". "Nací en el año 2000 en un país absolutamente democrático y a la vanguardia del mundo, todo ello gracias a la Constitución", remarca Guillermo Alemán.

Existe coincidencia en ubicar la Carta Magna como el pilar fundamental del Estado democrática y el que le da "una estabilidad duradera en el tiempo", según indica Juan José Muela de León.

Con más o menos matices, uno de los valores que más destacan es su interés por que sea, de verdad, una norma que iguale a todos los españoles. "Es la norma que todos los ciudadanos debemos tener como referencia, tanto a nivel individual como colectivo", explica Antonio Tabanera, de Segovia. "Es la norma principal que regula la organización social y la convivencia en España. Aunque lo más importante de nuestro país somos nosotros, las personas, creo que es muy necesaria e influye más de lo que parece en nuestra vida", remarca Araceli Segarra, de Valladolid.

El estudiante José Félix Velasco Barbáchano, galardonado con el bachillerato excelencia El estudiante Juan José Muela, galardonado con el bachillerato excelencia.

 

Consenso

El otro gran valor constitucional para estos jóvenes es el del consenso. "Los actores sociales de este país y la sociedad en si misma hicieron un enorme ejercicio de consenso", explica José Féliix Velasco, quien habla de poner en valor la Carta Magna como "una conquista de una sociedad ansiosa de democracia". "En mi opinión, la Carta Magna no es un arma arrojadiza que los políticos puedan usar para ganar votos, tampoco es un muro infranqueable que deba limitar el desarrollo de una sociedad moderna y diversa al retrasar su reforma y actualización; la Constitución no es solo la norma suprema del ordenamiento jurídico, es el compendio de valores fundamentales que rigen nuestra sociedad como la igualdad, la libertad o el pluralismo", sostiene.

Pero estos jóvenes también tienen los pies en el suelo. Rodrigo Martín, de Valladolid, reconoce que, pese a los esfuerzos docentes, la Carta Magna es "una gran desconocida" para su generación y que aunque "se supone" que debería representar a todos los ciudadanos, la experiencia le hace pensar "lo contrario". "Representa para mi la línea que nadie puede evitar, sin importar su poder o influencia", concluye. En esa idea coincide Patricia Carrancio, de Salamanca, cuandos señala que "la mayoría de la población lo ve como demasiado lejano y con lo que no se sienten identificados o representados, a pesar de que debería unirnos en vez de separarnos".

Algunos, como José Félix Velasco, de Valladolid, son conscientes de la "situación de extrema excepcionalidad" en que fue redactada, "tras el final de una dictadura sangrienta y como parte de una transición democrática". También Rodrigo Martín dice que está "desactualizada y anclada en el contexto histórico de su nacimiento". Alejandro Matías Villar de Benavente Zamora, creen que este contexto provoca que el texto hoy en día esté "desfasado". "Se hicieron algunas cosas que no tiene mucho sentido seguir manteniendo en la actualidad", señala.

Reformas

Por ello, existe coincidencia en la necesidad de reformarla. "No sólo puede ser reformada sino que debe serlo para garantizar su validez y evitar que se convierta en una vieja ley anquilosada en unos valores que la sociedad ya no comparta", dice José Félix Velasco.

El listado de cuestiones para revisar es ámplio y va desde la propia Jefatura del Estado a la puesta en práctica de los derechos fundamentales, pasando por la revisión del sistema territorial. Asi, para Antonio Tabanera, lo más importante es "que la Educación y la Sanidad fuesen iguales para todos los españoles y que su prestación no dependa del lugar donde habitan" ya que constatan diferencias entre territorios. Alejandro Matías también cree que "el tema de las autonomías se llevó al límite" y el resultado es que encuentra diferencias entre las comunidades. "Algo que me toca muy de cerca como estudiante, el hecho de que haya un exámen de selectividad distinto según la comunidad hace que los estudiantes de unas lo tengan mucho más difícil para acceder a las mismas carreras", explica.

La preocupación por lograr un sistema educativo igualitario está también presente en Juan José Muela, quien pide medidas para disminuir las desigualdades sociales y económicas entre los españoles. También Araceli Segarra cree que habría que asegurar "la igualdad real en derechos (lengua, prestaciones sociales y educación" para todos los ciudadanos con independencia de donde vivan. La jóven vallisoletana propone también introducir la amabilidad como uno de los valores constitucionales, "que falta nos hace".

Territorio y nuevos derechos

En el ámbito territorial, Julia Jiménez encuentra "conveniente" eliminar "la duplicidad administrativa" entre el Estado y las Comunidades y "atender a cuestiones que fortalezcan el sistema democrático efectivo", entre las que citan la garantía de la separación de poderes o el refuerzo de los derechos y libertades de los ciudadanos.

Juan José Muela plantea clarificar "más rigidamente" las competencias del Estado y los entes territoriales y Antonio Tabanera propone replantearse el papel del Senado.

La preocupación por la igualdad y la libertad es evidente: "En un mundo cada vez más desigual y que está experimentando serias amenazas en materia de valores democráticos, es urgente que la Constitución blinde de manera más eficaz libertades, derechos sociales y garantías universales", dice José Félix Velasco. Guillermo Alemán llama la atención sobre la necesidad de introducir o reforzar en ella cuesiones relacionadas con los derechos de la mujer, el colectivo LGTBI, el medio ambiente o el mundo digital. En este ámbito puede incluirse también el planteamiento de Antonio Tabanera de acabar con los aforamientos políticos para que todos los ciudadanos tengan "los mismos derechos y obligaciones". Araceli Segarra propone también "blindar la vida del no nacido".

Monarquía o República

Otra de las reformas pendiente para estos jóvenes es la que se refiere a la Jefatura del Estado. "Antes de la dictadura, hubo una república elegida democráticamente y creo que se debería haber propuesto un referéndum o cualquier otra medida para que el pueblo pudiera elegir la forma de Estado que quería. Iba a ser una constitución democrática y no me parece muy democrático elegir la forma de Estado que quería un dictador", explcia Alejandro Matías. También Javier García tiene claro que propondría una consulta sobre la forma del Estado.

El burgalés también pone el acento en la reforma del sistema electoral "para que todos los votos valieran lo mismo". Coincide con Araceli Segarra, para quien habría que "facilitar el Gobierno de la mayoría con un sistema electoral donde todos los votos valgan lo mismo en cualquier sitio de España". Patricia Carrancio va más allá y reclama el derecho al voto "para cualquier posible reforma, un voto directo y no a través de los políticos, una necesidad que se ve reflejada en situaciones insostenibles como Cataluña y los refugiados", sostiene.

En definitiva, un completo catálogo para acercar la Constitución al siglo XXI a los ojos de estos alumnos brillantes de Castilla y León mediante una reforma que, en palabras de Juan José Muela, "debe trascender a los meros intereses políticos y buscar un consenso más profundo".

 

Araceli Sagarra, ganadora del premio extraordinario de bachillerato de Valladolid Patricia Carrancio, Premio Extraordinario de Bachillerato 2017-2018 en el IES Padre Isla de León Julia Jiménez Noya, estudiante de la Universidad Católica de Ávila, y Premio Extraordinario de Bachillerato en 2018 Rodrigo Martín, estudiante de informática en la Universidad de Valladolid El estudiante Alejandro Matías, galardonado con el bachillerato excelencia Antonio Tabanera Manzanares, ganador del premio extraordinario de bachillerato de Segovia El estudiante Guillermo Aleman, galardonado con el bachillerato excelencia

 

 

Los estudiantes que obtuvieron el Premio Extraordinario de Bachillerato el pasado curso 2017-2018 en distintos puntos de la Comunidad han respondido a dos cuestiones relativas al cuadragésimo aniversario de la Carta Magna:

1.-¿Qué representa para ti la Constitución de 1978?

2.-Sobre una posible reforma, ¿qué aspectos crees que deberían incluirse?

 

Antonio Tabanera Manzanares. IES Mariano Quintanilla (Segovia). Estudia Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Madrid.

1.- La Constitución Española de 1978 representa para mí la Ley más importante del ordenamiento jurídico que existe en España. Es la norma que todos los ciudadanos debemos tener como referencia, tanto a nivel individual como colectivo, y que sirve, desde hace muchos años, para marcar las líneas que deben de regir en toda la nación española.

2.- Si hubiese una reforma en la Constitución debía de reflejarse que la Educación y Sanidad fuesen iguales para todos los españoles y que su prestación no dependa del lugar donde habitan, al haber bastantes diferencias entre unos territorios y otros. También incluir o modificar el papel de instituciones como el Senado que duplican la labor que hace el Congreso de los Diputados en muchos temas. Por último, habría que cambiar el tema de los aforamientos porque pienso que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y obligaciones. Por el hecho de ser o estar en un cargo político no se deben tener ciertos tipos de privilegios y poder ser juzgados de manera distinta al resto.

Rodrigo Martín Posada. IES Núñez de Arce (Valladolid). Estudia en la Escuela de Informática de la UVa.

1.- Me cuesta localizar la Constitución de 1978 entre los datos ultraconcentrados que recibimos en 2º de Bachillerato. Al ser un documento con 40 años de antigüedad, más del doble de mi edad, es una gran desconocida entre mi generación y las que la suceden. Como ley suprema del Estado, se supone que debería representar a todos los ciudadanos, pero la experiencia me hace pensar lo contrario. Representa para mí la línea que nadie puede evitar, sin importar su poder o influencia, que puso fin en su momento a una época difícil y forma la base a partir de la que está construido el Estado.

2.- Según lo que estudié en Historia de España, aquí no se solía reformar una Constitución, se hace una nueva. Sin embargo, la de 1978 sí que tuvo ciertas mejoras durante sus 40 años de vida. A pesar de ello, aún sigue desactualizada en muchos aspectos, anclada en el contexto histórico de su nacimiento. Ha habido cambios enormes fuera y dentro de España desde entonces, pero la Carta Magna actual aún no se ha hecho eco de ellos. En mi opinión, es necesaria una actualización del texto constitucional, con consenso previo, para ponerla al día tanto en lo social como en lo político.

Javier Ruiz García. IES Comuneros de Castilla (Burgos). Estudia un doble grado de Física y Matemáticas en Santander.

1.- Diría que la Constitución es el marco que ha permitido los 40 años de mayor libertad y progreso de España, y que supuso un enorme avance frente a la dictadura en muy poco tiempo.

2.- En cuanto a la reforma, yo eliminaría el Senado y otras instituciones y cargos públicos cuya utilidad no está muy clara. Propondría un referendum entre monarquía y república y, aunque no se si depende de la Constitución, me gustaría un cambio en el sistema electoral para que todos los votos valiesen lo mismo.

Guillermo Alemán Carnicero. IES Antonio Machado (Soria). Estudia en el Conservatorio Superior de Música de Madrid.

1.- La Constitución de 1978 constituye un auténtico hito en nuestra historia. Supone el paso de una dictadura aislada y estancada a un régimen democrático e integrado en Europa. Además, por primera vez. se logró un auténtico consenso en cuanto a qué tipo de país queríamos ser, dejando de lado nuestras diferencias y centrándonos en un pacto para las próximas generaciones. En mi caso particular, nací en el año 2000 en un país absolutamente democrático y a la vanguardia del mundo, todo ello gracias al texto constitcional.

2.- Lo fundamental para una hipotética reforma de la Constitución sería, precisamente, un nivel de consenso como el que hubo en el año 78. Hay cuestiones que afectan a la estructura de nuestro Estado y a la esencia democrática que, en mi opinión, funcionan adecuadamente. No obstante, introducir una serie de aspectos como los derechos de la mujer, del colectivo LGTBI, del medio ambiente y del mundo digital puede ser una buena idea para actualizar nuestra carta magna al siglo XXI. Todo ello sin deslegitimar los éxitos de la Transición ni cuestionando estos últimos cuarenta años de democracia.

José Félix Velasco Barbáchano. Colegio Santa Teresa de Jesús (Valladolid). Estudia doble grado de estudios internacionales y economía en la Carlos III de Madrid.

1.- La Constitución de 1978 es el marco fundamental de convivencia que los españoles nos dimos en una situación de extrema excepcionalidad. Tras el final de una dictadura sangrienta y como parte del proceso de transición democrática, los actores sociales de este país y la sociedad en sí misma hicieron un enorme ejercicio de consenso. El esfuerzo de la Transición y, en particular, la Constitución son, como todo en una sociedad moderna, susceptibles de ser criticadas y mejoradas, y más conociendo el clima de emergencia con el que se aprobó y la tensión social que caracterizaron el debate de aquella época. Sin embargo, me parece necesario poner en valor el texto cuya efeméride celebramos y el proceso que permitió su aprobación más allá de un acto político o como un conquista de una sociedad ansiosa de democracia. En mi opinión, la Carta Magna no es un arma arrojadiza que los políticos puedan usar para ganar votos, tampoco es un muro infranqueable que deba limitar el desarrollo de una sociedad moderna y diversa al retrasar su reforma y actualización; la Constitución no es solo la norma suprema del ordenamiento jurídico, es el compendio de valores fundamentales que rigen nuestra sociedad como la igualdad, la libertad o el pluralismo. Ante todo, representa el fundamento sobre el que se asientan los logros conseguidos hasta ahora. La ley suprema no es un fin en sí misma sino un medio, sujeto a mejoras y modificaciones, que debe aspirar a construir una sociedad para todos y todas. 

2.- La Constitución no solo puede ser reformada, sino que debe serlo para garantizar su validez y evitar que se convierta en una vieja ley anquilosada en unos valores que la sociedad ya no comparta. A la hora de abordar una reforma me parece fundamental abrir el debate a todos los aspectos de la vida pública y no poner líneas rojas, es decir, dar la voz a la ciudadanía para que elija qué asuntos quiere debatir y de qué manera quiere que se construya su futuro. Por su parte, la reforma territorial, la forma del Estado u otros asuntos como la ley electoral parece que serán algunos de los debates esenciales que nuestra generación algún día abordará. Para hacerlo con éxito habrá que evitar miedos, imposiciones y mentiras, trabajando en pos del consenso y la inclusión de todas las sensibilidades en un mismo proyecto de país. Tampoco hay que olvidar los retos que nos presenta la tecnología, la globalización o el medio ambiente, nunca antes contemplados en la ley pero que ahora se tornan muy relevantes para nosotros como sociedad. En un mundo desgraciadamente cada vez más desigual y que está experimentando serias amenazas en materia de valores democráticos, es urgente que la Constitución blinde de manera más eficaz libertades, derechos sociales y garantías universales.

Julia Jiménez Noya. IES Vasco de la Zarza (Ávila). Estudia doble titulación de Maestro en Educación Infantil y Maestro en Educación Primaria.

1.- La Constitución de 1978 representa para mí la norma fundamental que debe velar por el funcionamiento de España como un Estado democrático. Me recuerda que todos tenemos el derecho y la responsabilidad de armonizar, mediante el diálogo, lo mejor de nuestra tradición con una puesta al día que dé respuesta a las exigencias de un mundo en constante renovación. No es intocable y no podemos permitir que quede estancada en el momento histórico en que se confeccionó pero, del mismo modo, sería inconcebible quemar hasta los cimientos el documento que ha articulado la vida de nuestro país durante cuarenta años y que constituye hoy un legado democrático.

2.- La Carta Magna debe siempre estar abierta a las modificaciones pertinentes, con un objetivo claro y un amplio consenso. La actual coyuntura política se encuentra ciertamente alejada de un debate abierto y enriquecedor que permita una puesta en marcha de reforma común y exitosa. No obstante, en el caso de abrirse un proceso de modificación, encontraría conveniente aclarar algunos aspectos territoriales con el fin de eliminar la duplicidad administrativa que existe entre el Estado y las comunidades, y atender a cuestiones que fortalezcan un sistema democrático efectivo (garantía en la separación de poderes, refuerzo de los derechos, libertades y bienestar ciudadano).

Araceli Segarra Gervás. Colegio Pinoalbar de Simancas (Valladolid). Estudia Medicina en la UVa.

1.- El contar con 18 años motiva que no viviera la Transición, pero la he estudiado y sé de ella, también, por lo que me han contado otras personas. Para mí la Constitución es la norma principal que regula la organización social y la convivencia en España. Aunque lo más importante de nuestro país somos nosotros, las personas, creo que es muy necesaria e influye más de lo que parece en nuestra vida.

2.- Estoy de acuerdo en que se reforme para ordenar mejor algunas cosas. En primer lugar, para que se blinde la vida del no nacido. Creo que desde la concepción todos somos seres humanos, con derecho a la vida. En segundo lugar, habría que facilitar el gobierno de la mayoría con un sistema electoral donde los votos valgan lo mismo en cualquier sitio de España. Y en tercer lugar habría que asegurar la igualdad real en derechos (lengua, prestaciones sociales y educación) para todos los ciudadanos con independencia de la comunidad autónoma donde vivan. También incluiría la amabilidad entre los valores constitucionales, pues falta nos hace. En definitiva, me gustaría que sea un libro en el que todos reconozcamos nuestra historia y destino común.

Alejandro Matías Villar. IES Los Sauces de Benavente (Zamora). Estudia Biotecnología en la Universidad Politécnica de Madrid.

1.- La veo como una medida que tuvo que aplicarse durante la transición a la democracia para que ésta pudiera realizarse. Sin embargo, creo que en la actualidad está un poco desfasada porque se hizo en un momento histórico en el que el panorama era totalmente distinto al actual. Se acababa de salir de una dictadura y había otro sistema político y se hicieron algunas cosas que no tiene mucho sentido seguir manteniendo en la actualidad.

2.- Para empezar, el hecho de que se incluyera directamente que la forma de Estado fuese una monarquía, que fue lo que decidió Franco. Antes de la dictadura, hubo una república elegida democráticamente y creo que se debería haber propuesto un referéndum o cualquier forma para que el pueblo pudiera elegir la forma de Estado que quería. Iba a ser una constitución democrática y no me parece muy democrático elegir la forma de Estado que quería un dictador. Además, el tema de las autonomías se llevó muy al límite al dar tantas competencias, lo que puede perjudicar a unas respecto a otras. Por ejemplo, algo que me toca muy de cerca como estudiante, el hecho de que haya un examen de selectividad distinto según la comunidad autónoma, hace que los estudiantes de unas lo tengan mucho más difícil para acceder a las mismas carreras. También hay muchos desajustes económicos y presupuestarios que supone que unas comunidades estén peor que otras en varios aspectos.

Patricia Carrancio Salán. IES Padre Isla de León. Estudia Biotecnología en la Universidad de Salamanca.

1.- Es algo de lo que todo el mundo habla a la ligera pero que a la vez muy pocas personas se han tomado la molestia de conocer o leer. También es algo que se ve por la mayoría de la población como demasiado lejano y con lo que no se sienten identificados o representados a pesar de que debería unirnos en vez de separarnos.

2.- Una posible reforma es necesaria ante la evidencia de una sociedad completamente distinta a la de hace 40 años que debería servir para adaptar las leyes al pueblo, ya que los poderes están muy distanciados de los ciudadanos impidiendo el cumplimiento de su función, la de representarnos. Yo reclamaría el derecho al voto para cualquier posible reforma, un voto directo y no a través de nuestros políticos, una necesidad que se ve reflejada en situaciones insostenibles como Cataluña o los refugiados.

Juan José Muela Cascallana. IES Lancia (León). Aún tiene 17 años y estudia un doble grado de Matemáticas y Física en la Universidad Complutense de Madrid.

1.- Se trata de un pilar fundamental que sostiene al sistema democrático actual del país, otorgándole una estabilidad duradera en el tiempo y que evita que España se encuentre sumida en una serie de pugnas políticas que no conducirían en ningún caso a algo positivo.

2.- Hay que ser extremadamente cautos, ya que una acción así sería legislativamente costosa, prácticamente irreversible y afectaría a los cimientos de la democracia actual española. En el caso de producirse, debe trascender a los meros intereses políticos y buscar un consenso más profundo entre la ciudadanía española, de manera que sea en pos del interés común. Entre los aspectos modificables, habría que revisar la organización territorial, de manera que se regulen más rígidamente y sin dar lugar a interpretaciones las competencias en las diferentes materias del Estado y las instituciones territoriales. También que permitiera disminuir ciertas desigualdades económicas y sociales e incluir la necesidad de un sistema educativo de calidad.