La cifra oficial del impacto de la sequía: 1.005 millones menos de renta agraria en 2017, el peor año desde 1992

Las opas destacan que se confirma el “desastre” en un contexto de incertidumbre permanente ante el cambio climático y exigen más apoyos a la contratación de seguros e infraestructuras hidráulicas

04 de Noviembre de 2018
Actualizado: 06 de Noviembre de 2018 a las 13:47
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Ya hay cifras oficiales del impacto de la sequía que vivió Castilla y León durante el año pasado en el bolsillo de los agricultores de la Comunidad: 1.005 millones de euros. El primer avance de las cuentas económicas de la agricultura de Castilla y León del año pasado revela el alcance de la ausencia de lluvias sobre el sector, que cerró el ejercicio con una renta de 1.636,97 millones de euros, frente a los 2.641,79 del año anterior. Los datos ponen en evidencia que 2017 fue el peor año vivido por el sector desde 1992, cuando el desastre productivo fue aún mayor, y la renta agraria se situó en los 1.233 millones de euros.

Las organizaciones profesionales agrarias de Castilla y León destacaron que las cifras que facilita la Consejería de Agricultura de la Junta confirman que el año pasado fue “desastroso”, con un impacto que se puede arrastrar durante algunas campañas, en un contexto de incertidumbre por el cambio climático. Así, defendieron como esencial que se potencien las ayudas a la contratación de seguros agrarios, así como que se acometan infraestructuras que garanticen el riego en Castilla y León, con planificaciones plurianuales.

El desplome de la producción llegó de la rama agraria, ya que la ganadera creció, así como la de servicios. En concreto, la producción agraria se situó en los 1.486,23 millones de euros, 1.213,3 menos que el ejercicio anterior, con un descenso porcentual del 44,9 por ciento. Por el contrario, la producción animal alcanzó los 2.997,32 millones, un 10,4 por ciento más que en 2016, con un aumento en 280,23 millones. Asimismo, los servicios sumaron 101,01 millones, frente a los 100,67 de una año antes.

El mayor desplome productivo en términos económicos correspondió, como no podía ser de otra manera, al cereal, que cerró el año con un valor de 598,2 millones de euros, 698,59 menos que en el ejercicio anterior.

La producción de las plantas industriales ascendió a 262,76 millones, con una merma en 31,8 en comparación a 2017; y las forrajeras aportaron 149,7 millones, con una desplome en 224,1 millones. La producción de hortalizas disminuyó en 42,1 millones de euros, hasta los 133; y la de patata, en 90,9, hasta los 120,4.

Las frutas sumaron una producción de 106,8 millones de euros, que suponen una reducción en 96,8 millones respecto a 2017; y el vino y el mosto alcanzaron un valor de 106,6 millones, 29,2 por debajo de su nivel en 2017.

La producción ganadera se comportó, sin embargo, de forma positiva, y la carne y el ganado alcanzaron los 2.154,99 millones, 170,8 por encima de su valor en 2017; mientras que los productos animales (leche, huevos y otros), ascendieron a 822,3 millones, 109,4 por encima de los resultados de 2016.

Cabe destacar en este sentido, el buen comportamiento del bovino y el porcino para carne, que alcanzaron producciones de 622,3 y 1.089,4 millones de euros, respectivamente, con crecimientos en 31,3 y 110 millones, en cada caso. El ovino y caprino ascendió a 203,3 millones y las aves, a 200, con crecimientos en 4,8 y 25 millones, respectivamente.
En cuanto a los productos animales, la producción de leche ascendió el año pasado a 531,33 millones de euros y la de huevos a 260,11, lo que supone aumentos respecto a 2016 en 21,4 y 86,9 millones, en cada caso.



Consumos intermedios

Los consumos intermedios del sector se situaron en 3.371,73 millones de euros, 47 millones más que el año anterior. Los piensos representaron los mayores gastos, con 1.773,81 millones de euros, una cifra similar a la del año anterior. Los gastos en fertilizantes y enmiendas alcanzó los 384,22 millones de euros, 13,3 millones más que en 2016; y en energía y lubricantes, los 251,9 millones, con un aumento en 20,9 millones. Cabe destacar también el desembolso en semillas y plantones de 156,95 millones, 2,6 más que en 2016; y en veterinarios, 100 millones, con una subida en algo más de tres millones.

El presidente de Asaja, Donaciano Dujo, destacó que esas cifras oficiales vienen a corroborar lo que ya se sabía, que 2017 fue un año “catastrófico”. “No hacía falta ningún estudio para saber eso, sufrimos las pérdidas tanto en agricultura como en ganadería”, dijo, para espetar que también “quedó claro que lo que no dio el cielo” no llegó desde ninguna otra parte, porque las ayudas de las administraciones fueron “insignificantes”. “No se ha paliado en nada las pérdidas”, sentenció.

En este sentido, advirtió de que el sector arrastrará esas pérdidas durante unos cuantos años, porque el dinero que se fue no se cubre al año siguiente porque “no se gana el doble o el triple”. Aseveró que si llegasen tres o cuatro años buenos, “se olvidaría”, pero “nadie sabe ni siquiera como se comportará 2019” y menos en un contexto de cambio climático.
Dujo resumió que persiste un “cierto pesimismo o incertidumbre” porque esa situación está provocando que el clima se esté “haciendo extremadamente seco” y con fenómenos bien distintos a los que se registraban en otras épocas, y se pasa a situaciones extremas, desde la absoluta sequía a lluvias torrenciales, lo que “no es bueno” para el cultivo.

El coordinador regional de UCCL, Jesús Manuel González Palacín, remarcó el desplome de la renta agraria en el “nefasto” año 2017, algo que estaba claro, y dio por sentado que muchas explotaciones quedaron en una situación “muy comprometida”, sobre todo las de los jóvenes que acababan de acometer fuertes inversiones.

González Palacín incidió en que estas explotaciones lo pasarán mala unos años, porque, además, afirmó que las ayudas que se pusieron a disposición del sector fueron para las explotaciones saneadas. “Los que estaban peor se quedaron sin apoyos”, dijo.

El dirigente agrario indicó que se están viviendo unos años climáticos “muy extraños” y afirmó que la incertidumbre es “cada vez mayor”, con un cambio climático que se está notando “de lleno”. En este contexto, defendió que “hay que apostar de lleno por los seguros, que deben ser un gasto fijo” y exigió a las Administraciones que recuperen sus niveles máximos de apoyo a su contratación, ya que en la actualidad “ponen bastante menos dinero cuando la situación es más peligrosa”. Además, apeló a una planificación hidráulica plurianual, que garantice los regadíos, a través de inversiones en infraestructuras.

El responsable de UPA-COAG Aurelio Delegado insistió en que el “desastre del año pasado es importantísimo y se refleja en los datos de renta agraria” dentro de una sector que registra cada vez menos activos. Asumió que esa debacle repercutirá en las posteriores campañas, cuando no han sido “excepcionales” como la actual, buena en secano pero muy complicada en regadío y nada buena.

Delegado defendió que las ayudas de las administraciones frente a la sequía sirvieron en su momento, para que las explotaciones pudieran acometer “los gastos más urgentes” para afrontar las siembras con normalidad . Asimismo, asumió que los agricultores y ganaderos “siempre han tenido que mirar al cielo” y deberán seguir haciéndolo con el cambio climático.

Lo que si es positivo para este líder agrario es el “cambio de mentalidad” en el sector, porque las necesidades de renta son más importantes que antes cuando había más agricultura de subsistencia. “Ahora se requiere más renta todos los años y seguros”, dijo, para exigir que se hagan las pólizas más atractivas y las administraciones recuperen el nivel de ayudas de hace años, cuando se alcanzaron los 18 millones de euros. “Su contratación es mucho más necesaria ante el cambio climático”, resumió.