El Ministerio Público les imputa presuntos delitos contra la vida y la salud de los trabajadores y por homicidio con imprudencia grave.
Según informa La Nueva España, uno de los ayudantes mineros y otro picador debían colocar la ventilación en una zona del taller, pero al encontrarse que el lugar no estaba según les habían indicado, quitaron la ventilación de otra zona para colocarla donde les habían mandado, dejando sin señalizar la zona sin ventilación en la que posteriormente falleció Otero.
Además, tampoco se vigiló la zona en la que se produjo el accidente, ni se midieron los gases "existiendo una total descoordinación entre toda la cadena de mandos y una falta de conocimiento que de sus correspondientes atribuciones, lo que puso en riesgo la integridad física no sólo del trabajador fallecido, sino la de todos los presentes en la mina", según la Fiscalía.