En este sentido, explican que las garrapatas se encuentran en el suelo, normalmente ocultas entre la hierba o los arbustos y la mayor parte de las especies de garrapatas están activas en los meses cálidos, desde la primavera hasta el otoño, ya que las temperaturas muy bajas provocan su falta de actividad y las heladas intensas reducen mucho su población.
Como actualmente no se dispone de una vacuna protectora, para evitar picaduras de garrapatas cuando se realicen salidas al campo, la Junta realiza una serie de recomendaciones para prevenir su "ataque". Entre ellas, destacan el uso de ropa de color oscuro que cubra tobillos y brazos, botas cerradas con calcetines que cubran la parte inferior de los pantalones, caminar si es posible por la zona central de los caminos para evitar el contacto con la vegetación circundante, evitar sentarse en el suelo en las zonas con vegetación, utilizar repelentes autorizados y, en caso de salir con mascota, es conveniente aplicarle algún antiparasitario externo autorizado.
Al acabar la jornada, la Junta recomienda realizar un autoexamen exhaustivo del cuerpo para localizar garrapatas fijadas para su pronta extracción, ya que la transmisión de infecciones en las primeras horas es muy baja. En caso de extraerla uno mismo, se debe realizar mediante tracción con una pinza de punta fina. "Si existe dificultad o duda en la extracción de la garrapata se debe acudir al centro de salud. Asimismo, si aparece fiebre, erupciones, dolores musculares o manchas rojas en la piel los días posteriores a la extracción, se debe acudir al médico", señalan.
Cabe recordar que solo un pequeño porcentaje de picaduras de garrapata producen complicaciones y que no todas las garrapatas transmiten enfermedades ni pican a humanos. En España, las enfermedades infecciosas transmitidas por garrapatas más frecuentes son la fiebre botonosa o exantemática mediterránea y la enfermedad de Lyme y Debone. Además, de forma esporádica se han descrito casos de turalemia y fiebre de Crimea-Congo.