La rabia ensordecedora que nace de lo incomprensible ha vuelto a llenar este viernes la Plaza del Ayuntamiento de Ponferrada. Una vez más, el caso de los cinco hombres que abusaron sexualmente de una joven en los San Fermines de 2016 ha desatado una ola de indignación sin parangones en nuestro país. Algo se ha roto.
Tras la multitudinaria concentración del pasado abril en protesta por la sentencia que culpaba a los cinco miembros de 'La Manada' de abusos y los exculpaba del delito de violación, este viernes, han salido en libertad provisional José Ángel Prenda, Alfonso Cabezuelo (militar), Antonio Manuel Guerrero (guardia civil), Jesús Escudero y Ángel Boza.
'La Manada' vuelve así a las calles tras el auto de la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra que considera que los acusados no tienen medios económicos para llevar a cabo una fuga eficaz, viven a 500 kilómetros de la víctima y es "poco probable" que reincidan porque sus rostros son ahora "suficientemente conocidos". Poco menos que deja en manos de las mujeres la responsabilidad de huir de ellos ahora que pueden ponerle rostro a los delincuentes sexuales.
El único voto en contra de su puesta en libertad ha sido el del presidente del tribunal que los juzgó. Considera que la protección de la víctima y de su familia debería ser motivo suficiente para mantener a 'La Manada' en prisión preventiva al menos cuatro años y medio, la mitad de su condena.
El colectivo 8M Bierzo Laciana, convocante de la concentración, ha acusado a la justicia de someterse a los dictados del patriarcado. Algo falla cuando las leyes no representan el sentir de la calle y provocan un sentimiento de indefensión entre las mujeres.
