La Tebaida y los Santos del Bierzo: Fructuoso, Valerio y Genadio, los eremitas que encontraron 'la puerta con Dios' en el Valle del Oza

La historia de la conocida como 'Tebaida' berciana y toda una cultura y poblaciones surgidas al amparo de los cenobios tiene su génesis temprana en nuestra era, en los primeros  siglos después de Cristo, más concretamente la Tebaida, ubicada en el Valle del Silencio y Oza. Un espacio patrimonial, rural y monástico cuyo nombre, Tebaida Berciana, procede de Tebas (Egipto antiguo), lugar en el que aparecieron los primeros eremitorios. "Se habla mucho de la Tebaida Berciana, pero poca gente sabe de donde procede su denominación

08 de Diciembre de 2022
Actualizado: 13 de Diciembre de 2022 a las 12:03
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santos del bierzo
santos del bierzo
La historia de la conocida como 'Tebaida' berciana y toda una cultura y poblaciones surgidas al amparo de los cenobios tiene su génesis temprana en nuestra era, en los primeros  siglos después de Cristo, más concretamente la Tebaida, ubicada en el Valle del Silencio y Oza. Un espacio patrimonial, rural y monástico cuyo nombre, Tebaida Berciana, procede de Tebas (Egipto antiguo), lugar en el que aparecieron los primeros eremitorios. "Se habla mucho de la Tebaida Berciana, pero poca gente sabe de donde procede su denominación", explica a InfoBierzo Ana María Martínez, pintora berciana que desde joven lleva con la paleta de colores en la mano, y que tras prometer a San Valerio, San Genadio y San Fructoso pintarlos, debido a la enfermedad de su madre, ha conseguido su objetivo este año 2022, después de un largo año de trabajo, ahora expuestos en Braga. Tres santos, que dan lugar al origen del Bierzo, y que responden a la cultura eremita que albergaron diferentes espacios geográficos, como lo que actualmente se llama la Tebaida, un lugar al que se retiraron por su especial conexión con Dios. Y que actualmente, responden también a 3 calles de la zona alta de Ponferrada.

 

 

Foto: San Fructuoso / Ana María Martínez

 

En primer lugar, San Fructuoso, "es el santo principal", apunta Ana María Martínez. Fue el que comenzó en el siglo VI-VII a fundar el monacato en casi toda la península ibérica, "él comenzó en Compludo siendo niño visitando los rebaños que allí tenía su padre. Allí pensó que algún día fundaría un monasterio, él ya tenía esa inquietud siendo un niño pequeño", añade Martínez. De este modo, a través del cuadro pintado por la berciana de San Cristóbal de Valdueza, se puede conocer su historia. "Le he representado de Arzobispo porque tras toda la labor de fundación de monasterio en Compludo, Montes, Valle del Oza, Galicia, Portugal... finalizó sus días como Obispo de Braga, porque el rey visigodo Recesvinto, en ese momento, al saber que el santo quería viajar a donde nació la Tebaida para conocer a aquellos eremitas, y abandonar las tierras hispanas, ordenó que le apresaran para que le prohibieran irse. En el décimo Concilio de Toledo, le obligaron a ser nombrado Obispo de Braga, quedando como Arzobispo metropolitano abarcando el noroeste de la península", explica la pintora. 

San Fructuoso habitada en los valles del Oza, acompañado por cuervos que le acompañaban en sus horas de oración e incluso les enseñaba a hablar, que luego les delataba cuando iban a buscarle. Una de las leyendas cristianas más conocidas de San Fructuoso es la de la corza, que perfectamente se puede observar en el cuadro, medio escondida. "La corza es uno de los milagros más difundidos del Santo, que la salvó de una muerte segura, concretamente de los perros de los cazadores, y le acompañó durante años durmiendo en sus pies hasta que un monje un poco envidioso del Monasterio de Montes la sacrificó, por eso se puede observar a la corza refugiada entre su ropa, saliendo curioso de ver a los espectadores", constata ilusionada, Ana María Martínez. Además, San Fructuoso fue "el primer santo que defendió los derechos de los niños, imponiendo crueles castigos a los que le ultrajaran", añade la experta.  En el cuadro, la cara de San Fructuoso es la del Emérito Arzobispo de Braga, Jorge Ortiga. 

 

Foto: Retratos de San Genadio  y San Fructuoso en Braga (Portugal) / Ana María Martínez

 

Pasando al segundo Santo del Bierzo, San Genadio, renunció 2 veces a ser nombrado Obispo de Astorga. Concretamente San Genadio, fue el primer Santo en jugar al ajedrez, traído por los mozárabes desde el Sur de la Península. De hecho, "se encontraron en Peñalba, guardadas durante siglos, los 'bolos del Santo', unas piezas de ajedrez hechas de hueso tallado". Hasta el momento se creía que Santa Teresa habría sido la primera en haber jugado al ajedrez. Además, contribuyó a la construcción del Monasterio de Peñalba, de ahí el arco visigodo - del cuadro- pero el capitel es el de Peñalba. "Creo que San Genadio es el Santo por excelencia del Valle del Oza, por eso le añadí la cruz de abad", explica Ana María Martínez. 
 


Foto: San Genadio / Ana María Martínez

 

"Mencionado por algunos autores como sobrino de Ordoño I o como hijo de Alfonso III y Jimena de Asturias, fue un cenobita seguidor de San Fructuoso y San Valerio. En sus comienzos se formó en el Monasterio de Ageo (Ayoó de Vidriales) bajo la tutela de su abad Arandiselo, y fue allí donde conoció la obra de estos santos. Posteriormente, hacia 895, decidió restaurar el monasterio benedictino de San Pedro de Montes, ubicado en los Montes Aquilianos, en el que también habían residido San Fructuoso y San Valerio", explica la web de Peñalba de Santiago, añadiendo que "estuvo sepultado en este monasterio hasta que en 1603 la duquesa de Alba María de Toledo, viuda de Fadrique Álvarez de Toledo, exhumó sus restos sin autorización para llevarlos al convento de dominicas de Villafranca; su cabeza, reclamada por el cabildo de Astorga, fue entregada a la catedral en 1621, mientras que su cuerpo fue trasladado al monasterio de Nuestra Señora de la Laura de Valladolid, que derribado en la década de 1980 ocupaba el lugar donde hoy está el Hospital Campo Grande". 

La Cueva de San Genadio

 

Foto: Interior de la Cueva de San Genadio

 

"Aclamado como santo poco después de su muerte, las cuevas a donde supuestamente se retiró fueron objeto de veneración por los fieles católicos, que acostumbraban a peregrinar a ellas en romería y a recoger tierra de su suelo, que suponían curativo de las calenturas intermitentes. Su festividad se celebraba el 25 de mayo hasta que en la reforma litúrgica de 1969 fue suprimido del santoral, pues no fue canonizado oficialmente", explica la web cultural de Peñalba de Santiago. 

 

 

 

En último lugar, San Valerio, el tercero de los Santos del Bierzo. Fue contemporáneo de San Fructuoso, fue su biógrafo, por lo que escribió su vida. "Valerio nació, según propia confesión, en la provincia de Astorga (León), sin que se pueda precisar más el lugar y aventurar la fecha de su nacimiento, aunque su nombre denota ascendencia hispanorromana. En su juventud se dedicó al estudio, adquiriendo, según se trasluce de sus obras, un notable conocimiento de los clásicos latinos. Pronto experimentó una radical conversión que le hizo abandonar el mundo y retirarse al Monasterio de Compludo, fundado por san Fructuoso poco antes", explica la Real Academia de la Historia.

 

Foto: San Valerio / Ana María Martínez

 

"Valerio decidió entonces acogerse al Monasterio de San Pedro de Montes y ocupar allí la cueva que antaño habitara san Fructuoso. Desde su retiro se dedicó a la enseñanza de los jóvenes de los alrededores, que le pagaban con buenos productos su magisterio. Valerio pudo hacer así numerosas limosnas, pero su repentino enriquecimiento provocaba las envidias de los monjes, que no dejaron de hacerle la vida imposible. Llegaron incluso a arrojarlo de la cueva durante tres años y continuamente le negaron hasta el alimento en las épocas de carestía", apunta la Real Academia de la Historia.  Todo cuanto se sabe de la vida de san Valerio fue escrito por él mismo, en una especie de autobiografía, titulada Ordo querimoniae.

En el cuadro se puede observar una calavera que hace varias alusiones. Por un lado, "a los temores que le atormentaban. La gente muy inteligente puede tener ciertas paranoias, y el andaba mucho entre la historia de la vida y la muerte. Tuvo una vida bastante difícil y sufrió bastante, los otros monjes no le querían y le trataban mal y por otro, "como pongo la cruz visigoda, haciendo alusión a su vida, según la tradición judeocristiana el primer hombre, Adán, fue enterrado en el Gólgota, donde después fue crucificado Jesucristo. Ahí por lo tanto se hace referencia al triunfo de la vida sobre la muerte. Es una metáfora de la resurrección de Cristo. Lo he hecho con una mirada inquietante, era una persona muy intelectual, con una fuerza mental impresionante, se dedicaba a la literatura", explica Ana María Martínez. 

 

Foto: Retratos de San Valerio y San Genadio expuestos en Braga (Portugal) / Ana María Martínez

 

En suma, la vida de estos tres Santos del Bierzo cuentan el inicio de lo que actualmente percibimos en estos puntos eremitas de la Tebaida Berciana, que cada año atraen a turistas y autóctonos, consiguiendo el mismo objetivo que ellos en este punto tan especial del Bierzo: la paz, la espiritualidad y el descanso. Sin duda alguna, Ana María Martínez ha conseguido su objetivo, venerarlos a través de la pintura, y así conseguir lo prometido hace 25 años. "Son nuestra base, son la base de nuestra historia. Cuando me preguntan que va a ser de estos cuadros, siempre digo lo mismo, lo que ellos digan", afirma entre lágrimas en los ojos. 

 

Foto: La pintora berciana, Ana María Martínez, explicando en Braga el cuadro de San Valerio / Facebook Ana María Martínez