El juez, en sentencia conocida el 10 de marzo, condenó a 22 años de prisión a la autora material confesa de la muerte de Carrasco, Montserrat González; a 20 años a su hija Triana Martínez -en ambos casos por los delitos de asesinato en concurrencia con atentado a la autoridad y tenencia ilícita de armas-; mientras que la agente de la Policía Local, Raquel Gago, fue absuelta del delito de asesinato y condenada a cinco años de prisión por encubrimiento y tenencia ilícita de armas. Los representantes de las tres acusadas presentaron en su día recursos a sus respectivas penas impuestas tras un juicio que se prolongó durante cuatro semanas y que tuvo lugar en la Audiencia Provincial de León.
En sus respectivos recursos, los abogados defensores piden penas muy diferentes a las dictadas por el juez. El letrado de madre e hija ha reclamado para la autora confesa de los disparos una rebaja considerable de la pena impuesta y sostiene que Montserrat González sufría un trastorno de ideas delirantes, además de que mantiene que el informe forense contenía graves errores sobre el diagnóstico de su representada. Por ello, solicita que la pena de 22 años se quede en ocho años y medio. En relación a Triana Martínez, el letrado apela a la polémica suscitada en el transcurso del juicio sobre la hora exacta de la comisión del delito, por lo que reclama su puesta en libertad, frente a la condena de 20 años impuesta.
También el abogado de Raquel Gago, Fermín Guerrero, presentó recurso en el que reclamo la libre absolución de la agente de la Policía Local de León, argumentando que la decisión del jurado, que la consideró culpable por entender que conocía los propósitos de las dos principales acusadas y aceptó auxiliarlas para ocultar el arma, estaba basada en indicios aunque no hay hechos probados y, por lo tanto, estas pruebas eran insuficientes para condenarla. Respecto al delito de tenecia ilícita de armas, por estar en posesión del revólver con el que Montserrat mató a Isabel Carrasco y que Triana introdujo en su vehículo, esgrime que su clienta no tuvo conocimiento de que el arma estuviese en el interior de su vehículo y subraya que una vez que la localizó la entregó rápida y voluntariamente.