Las lágrimas de La Soledad

20 de Abril de 2019
Actualizado: 24 de Abril de 2019 a las 10:38
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Procesion de la Soledad Ponferrada 2019 900_0
Procesion de la Soledad Ponferrada 2019 900_0

 

El dolor de La Soledad recorrió en la noche del sábado las calles del casco antiguo de Ponferrada, tras abandonar su recogimiento en la basílica de la Encina por la muerte de su hijo y acompañada de los cofrades de la Real Hermandad de Jesús Nazareno y decenas de fieles que siguieron su paso portando cirios y velas. Es un día de luto y los hermanos visten la túnica y el pucho negro, con la soga de esparto atada a la cintura o al cuello, mientras los nazarenos llevan la túnica blanca y el pucho rojo.

La Soledad llevó su paso por las calles Paraisín, Cruz de Miranda, Jardines y Plaza del Ayuntamiento, para regresar por la calle del Reloj, la plaza de la Encina y la calle Gil y Carrasco y recogerse en la iglesia de San Andrés, bajo cuya torre se entonó de nuevo el canto de La Salve, que puso punto y final a una de las comitivas más emotivas de la Semana Santa de Ponferrada.

 

Esta imagen, que data del año 1854, fue tallada por Manuel Féliz López para sustituir a la primitiva -destruida durante la invasión francesa- y representa a una Virgen María con un lujoso manto negro con bordados dorados. Consta de tres juegos diferentes de manos, uno para la procesión del Encuentro, otro para el Entierro y un tercero para la procesión de La Soledad, que las muestra entrelazadas y totalmente cerradas en señal de dolor. Destacan las lágrimas que surcan su rostro de profunda tristeza.

Desde los orígenes de la Hermandad de Jesús Nazareno de Ponferrada, en el siglo XVII, ya se procesionaba y rendía culto a Nuestra Señora de la Soledad. Este fue uno de los motivos por los que fue canonizada en el año 2014, por el entonces obispo de Astorga, Camilo Lorenzo, y es la única imagen mariana de la Semana Santa que ha recibido este reconocimiento.

Desde entonces, en su cabeza luce una corona de plata -obra del taller 'Restaur Art' de Puente Órbigo- de estilo renacentista y de tipo imperial. Está compuesta por canasto y aureola con ráfaga totalmente calada en su conjunto y con piedras de cristal de 'baccarat' azul engastadas. Además, remata la obra una cruz latina finamente labrada.