Los oasis lunares. En la Luna las temperaturas son extremas: algunas partes de nuestro satélite llegan a los 127 °C por el día, mientras que otras sufren temperaturas de -173 °C por la noche. Sin embargo, un grupo de científicos han descubierto una serie de unas 200 fosas lunares a la sombra en las que la temperatura se mantiene siempre a unos 17 °C.
Esto supone muchas ventajas, no solo por la temperatura, sino que estas fosas también proporcionan protección de vientos solares, micrometeoritos y rayos cósmicos. Tyler Horvath, uno de los responsables del descubrimiento, explicaba cómo "sobrevivir a la noche lunar es increíblemente difícil porque requiere mucha energía, pero estar en estas fosas y cuevas prácticamente elimina ese requisito de forma completa".
La primera fosa lunar se descubrió en 2009 por parte de la sonda Kaguya (antes Selene) de la agencia aeroespacial japonesa (JAXA). Para descubrir estas nuevas fosas se ha usado una cámara térmica llamada Diviner Lunar Radiometer Experiment que es parte del equipamiento del Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA.
De las 200 fosas detectadas, dos o tres parecen ser además la desembocadura de cuevas lunares, mientras que otras 16 parecen ser "tragaluces" de tubos de lava colapsados. En la Tierra tenemos formaciones de ese tipo, como la Cueva del Viento en Tenerife, en las Islas Canarias.
Esto recuerda a Gijón, el equipo de científicos que analizó las temperaturas de esas fosas descubrió que en una de ellas, mientras que en la zona expuesta al sol las temperaturas eran extremas (hasta 149 °C), en las zonas cubiertas por la sombra esas temperaturas eran frescas y rondaban los 17 °C que por ejemplo son bastante parejos a las temperaturas medias de Gijón, en el norte de España.