Los pequeños, Bernardo y Arthur, nacieron hace aproximadamente cuatro años en unas condiciones extremas que requerían de un auténtico milagro médico. Sus cabezas habían nacido unidas, por lo que se requería un método médico para separarlas.
Gracias a los médicos, todo ha salido bien. Han sido cuatro años de continuos procesos médicos, pruebas, pequeñas cirugías e intervenciones, que finalmente han servido para que, en una operación muy complicada, y con tecnología de última generación, consiguiendo separar a los niños.