Montserrat y Triana hacían seguimientos a Carrasco desde enero "a diario"

Es el testimonio de una vecina de la presidenta de la Diputación, que declarará en el juzgado el 29 de agosto. Según la testigo, a diario aguardaban su salida del domicilio desde las 20.15h. La vecina ya había llamado a la Policía para informar de los seguimientos.

20 de Agosto de 2014
Actualizado: 20 de Octubre de 2014 a las 22:32
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Es el testimonio de una vecina de la presidenta de la Diputación, que declarará en el juzgado el 29 de agosto. Según la testigo, a diario aguardaban su salida del domicilio desde las 20.15h. La vecina ya había llamado a la Policía para informar de los seguimientos.

Según las revelaciones de esta testigo, a las que ha tenido acceso Diario de León, una mujer hacía espera diaria desde el mes de enero - cinco meses antes de cometer el crimen- en las inmediaciones del domicilio de Isabel Carrasco, en la misma acera del portal y enfrente, en el Paseo de la Condesa. Se convirtió en una costumbre habitual, y la vecina de la víctima afirma que siempre estaban allí de 20,15 a 21,30h.

Es lo que declarará en los juzgados de León el próximo 29 de agosto, concretando que pudo reconocer posteriormente a las detenidas como las mujeres que hacían la espera. En concreto era constante la presencia de Montserrat González -autora confesa- quien después seguía a Isabel Carrasco ocultándose a cierta distancia en los árboles del Paseo de la Condesa. Y en alguna ocasión le acompañaba otra más joven y delgada, que pudo relacionar después con la hija, María Montserrat.

En sede policial, la vecina de la presidenta ya manifestó que en su día realizó una llamada de advertencia al 091 a principios de marzo, para poner en conocimiento de la Policía el comportamiento sospechoso de las dos mujeres a comienzos de marzo -llamadas que la investigación trata de localizar, y se ha librado oficio a la compañía operadora para que lo verifique-. Incluso afirma que en una ocasión se encontró con la mujer más mayor, que siempre acudía a la cita con gorro y una braga-cuello, en las cercanías del portal y le preguntó por su labor diaria en la zona, sin obtener respuesta.