Neumología y Salud Mental estrenan unidades de gestión clínica en El Bierzo

Castilla y León sigue la estela de Andalucía y Asturias y comienza a trabajar con un modelo que incorpora a los profesionales en la gestión de los recursos. Su implantación ha estado salpicada de polémica

31 de Diciembre de 2016
Actualizado: 05 de Enero de 2017 a las 10:22
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unidades La implantación de las unidades de gestión clínica han generado una importante polémica en el sector sanitario

La sanidad de Castilla y León arranca este año 2017 con una tímida revolución en su modelo de organización con la puesta en marcha de sus primeras 15 unidades de gestión clínica, lideradas tanto por personal médico como de enfermería, dos de ellas en El Bierzo: Neumología y Salud Mental. Se trata de un paso que se ha labrado en los últimos cuatro años y que en este nuevo año quiere demostrar que "la sanidad pública también se defiende con cambios". Las nuevas unidades hacen más horizontal la organización sanitaria, con una estructura más flexible, al restar peso a los gerentes e incorporar a los profesionales sanitarios a la gestión de los recursos en su práctica clínica, porque sus decisiones, día a día, tienen mayor impacto en el modelo que las de quienes dirigen los centros asistenciales. La implantación de este modelo ha generado un importante recelo en diversos ámbitos del sector sanitario que lo ven como una privatización encubierta del servicio.

Con este paso Castilla y León sigue la estela de Andalucía y Asturias, autonomías que apostaron hace años por este sistema no exento de críticas por parte de los sindicatos sanitarios y de clase, que ven en el modelo un primer paso hacia la privatización. También, apuesta por un nuevo modelo que ha dado frutos tras las experiencias piloto en el Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid y el de Salud Mental del Área de Zamora.

Lejos de retroceder en el sistema, la decisión pasa por ser más eficientes en la gestión de los recursos y más eficaces para lograr la mejor asistencia a los pacientes con la voz de implicación de los profesionales. En definitiva, en mejorar en términos de calidad, seguridad, satisfacción y gasto. Así lo defiende en declaraciones a Ical el consejero del ramo, Antonio María Sáez Aguado, quien se muestra satisfecho por este avance que llega mañana, 1 de enero, "limitado" por las voces que han cuestionado el modelo.

No obstante, en la medida de que se trata de "un cambio cultural", Sáez Aguado apuesta por extenderla de manera paulatina, "sin prisas", para que como una mancha de aceite impregne todo el sistema. "Lo importante es que haya equipos que se comprometan y presenten proyectos, que analicen su funcionamiento, indicadores y se planteen medidas para mejorar las cosas". Aunque reconoce que para avanzar en gestión no siempre es necesario este sistema, el responsable de la Consejería asegura que es "una manera de mover el árbol de la sanidad", en el sentido de que "aquí hay una vía de mayor implicación de los profesionales, de mayor compromiso y responsabilidad".

Los paradigmas

Las 15 unidades que comienzan a rodar mañana son las de Anatomía Patológica de la Gerencia Integrada de Ávila; la Unidad de Raquis del Hospital de León; las de Neumología y Salud Mental del El Bierzo; las de Cirugía Torácica y Cardiología del Complejo salmantino; las del Equipo de Atención Primaria de San Esteban de Gormaz y las de Enfermería del Bloque Quirúrgico y Esterilización y Radiología del Hospital de Soria; las de Salud Bucodental y del Centro de Salud Peñafiel en el área Este de Valladolid; las de Urología y Cardiología del Clínico Universitario de Valladolid, el equipo del centro Casa del Barco de Valladolid Oeste y la de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital de Valladolid.

El decreto de 2014, por el que se regula la constitución y funcionamiento de unidades de gestión clínica, las define como entidades sin personalidad jurídica, que contarán con trabajadores públicos -estatutarios y funcionarios-. Los empleados que decidan sumarse a las unidades dependerán el director de esta entidad, que será el jefe del servicio o la supervisora de enfermería, que también tendrá el cargo de coordinadora.

Las unidades tienen un límite presupuestario para que dentro de su autonomía, que se administrará en varios grados a medida que avancen en su proyecto de cuatro años, puedan organizar las plantillas, horarios y modelos de trabajo. En este primer año, no contarán con incentivos económicos.