En este sentido, insiste en que la ordenanza municipal que lo prohíbe siempre ha estado vigente, pero especialmente ahora es momento de recordar a los ciudadanos de la capital berciana los daños que provocan estas plagas. "Tanto daños medioambientales como sanitarios", insiste Fernández.
En cualquier caso, la Red de Biodiversidad de la que forma parte la capital berciana cuenta con un grupo de estudio para abordar la problemática pero, entretanto, la Concejalía estudiará cómo concienciar a la población para que cesen en el hábito de alimentar a estos animales callejeros. En primer lugar plantean una campaña informativa, pero se reforzará la vigilancia y, en caso de que la situación persista, se aplicarán las sanciones que contempla la ordenanza vigente, tal y como advierte el concejal de Sostenibilidad. "Es necesario limitar la proliferación", zanja Pedro Fernández.
Las sanciones para los ciudadanos que no cesen en esta práctica podrían oscilar entre los 300 y los 1.000 euros.