Fotos: Francisco L. PozoPonferrada ha amanecido este viernes velada por una escala de grises. No hay color a pie de calle para el viandante, porque los bares, lugares casi de culto para los españoles, cuelgan hoy la esquela de "cerrado". También paralizan su actividad gimnasios y las tiendas 'no esenciales' del Centro Comercial El Rosal.
Verjas bajadas, cortinas corridas, mobiliario de terrazas apilado y las hojas secas que caen de los árboles sirven de aderezo para una estampa desoladora que deja sensación de vacío.
Algunos se han animado con el café para llevar, pero la gran mayoría han cerrado a cal y canto porque las restricciones no salen a cuenta.
Mientras acatan con diligencia la orden de la Junta para frenar la expansión descontrolada del COVID-19, ponferradinos y bercianos tachan los días en el calendario para volver a brindar, a tomar el café 'donde siempre' y volver a los bares, esos lugares que ya son una segunda casa.
