Sin que sea una excusa, bien es cierto que tanto Francia, como el resto de los países representados en esta cita tenística, han sido engullidos por el huracán Rafa Nadal, ganador de trece ediciones del torneo francés. A eso se suma la presencia de Federer y Djokovic. O generaciones de otros tenistas relevantes. La cuestión francesa, casi de estado, está en cuándo ganar Roland Garros y también en cuándo volver a tener un tenista relevante dentro del cuadro masculino; porque la falta de éxito en Roland Garros puede extrapolarse a otros torneos del circuito.
Cambio de guardia
La generación de Jo-Wilfried Tsonga, Gael Monfils, Gilles Simons, Richard Gasquet, Adrian Mannarino o Benoit Paire, Julien Benneteau, Michael Llodrá o Nicolas Mahut apura sus últimas opciones, y romper las apuestas, ante la irrupción ilusionante de una nueva generación de tenistas, y que atraen las miradas de críticos y aficionados. Porque de los actuales tenistas profesionales a todos les perseguirá siempre no haber sido capaz de ganar en Roland Garros, ni siquiera de llegar a una final, como tampoco ser campeones de Masters 1000, más allá de Tsonga en Canadá. Por esto, Francia ya mira a su cantera de nuevos tenistas.
De cara a futuro aparecen ya nombres como Ugo Humbert y Corentin Moutet, que a sus 22 años tienen un camino por delante interesante. Otra opción está en Arthur Rinderknech, que a sus 25 años está en el mejor momento de su carrera y promete irrumpir en el top-100 próximamente. Ellos son los primeros nombres en emerger, aunque el público francés ya se fija en otros jóvenes, a los que se les augura un gran futuro con la raqueta. El tiempo dirá, claro. Ellos son Hugo Gaston, que cautivó al público local el pasado año con su juego clásico y preciosista; Arthur Cazaux , con una rotunda eclosión en el torneo de Ginebra, en el que era su debut en un torneo ATP, y acabó como ganador; o Arthur Fils, que con tan solo 16 años ha ganado ya un partido de la ‘qualy’ en Roland Garros 2021 y parece tener un potencial ilusionante. Todos ellos son jóvenes tenistas muy prometedores que deberán soportar la presión de una historia aciaga de anteriores generaciones. Quién sabe si alguno de ellos llegará a ser uno de los mejores del mundo y romperá con la maldición de Roland Garros. Los nuevos tenistas podrían traer homenaje a este país y empezar un nuevo ciclo de ganadores.