Según ha indicado el grupo de expertos, en su reciente estudio, este suceso podría ocurrir en un plazo de entre 12 meses y 20 años, provocado por el deslizamiento y, posterior, derrumbe de las rocas que forman parte del fiordo de Barry Arm.
Este suceso no es un caso aislado. En el verano de 1958, la bahía de Lituya, ubicada al noroeste del golfo de Alaska, sufrió los efectos de un megatsunami, que produjo terribles consecuencias en la bahía. Todo comenzó con un seísmo de una magnitud de 8,3 grados, en la escala sismológica de Richter, que provocó un tsunami de más de 500 metros de altura, debido al derrumbe de más de 30 millones de metros cúbicos de roca y tierra.
Los deslizamientos del terreno, que ocasionan derrumbes y desprendimientos de roca y hielo, acontecen con mayor frecuencia en zonas que presentan paisajes glaciares en retroceso, como por ejemplo, los parques ubicados en Alaska. Sin embargo, un tsunami de estas gigantescas proporciones sería el segundo fenómeno de gran envergadura, junto con el producido en el año 1958, que se conoce hasta la fecha, a nivel global.