El término municipal de Arganza se sitúa dentro de la Comarca del Bierzo, concretamente al oeste de la provincia de León. Así, la localidad berciana limita al norte con Vega de Espinareda, al sur con Camponaraya, al oeste con Cacabelos y al este con Sancedo. Además, es el río Cúa el que ‘riega’ el municipio en la parte norte y el Canal del Bierzo en la parte sur.
Por otro lado, cabe destacar que en el municipio de Arganza se encuentra el vértice geodésico del Alto de Fiales, a una altitud de 954 metros. A consecuencia del vértice, la zona recibe a personas interesadas en el turismo activo, como montañismo o barranquismo. Sin embargo, la actividad predominante en Arganza sigue siendo la agricultura, ganadería y las grandes extensiones de viñedos.
El conjunto municipal de Arganza está formado por diferentes localidades rurales: Campelo, Caneda, Espanillo, Magaz de Arriba, San Juan de la Mata, San Miguel de Arganza y San Vicente. Además, es una población con historia ya que fue señorío del Conde de Lemos y más tarde del Marqués de Villafranca.
Durante la Edad Contemporánea, concretamente en 1821 la localidad de Arganza pasó a formar parte de la provincia de Villafranca. Sin embargo, con el fin del Trienio Liberal, Villafranca pierde su estatus provincial y en la división de 1833, Arganza queda adscrita a la provincia de León.
El patrimonio de Arganza que no te puedes perder
Palacio de Arganza
Uno de los vestigios de las grandes épocas que vivió El Bierzo durante el pasado. Se ubica a la entrada del pueblo de Arganza y es uno de los vestigios de los momentos más ‘dorados’ de los tiempos de higaldos y señores. Así, fue reconstruido entre 1809 y 1866, dedicado gran parte a la producción de vino.
Iglesia parroquial de Arganza
La construcción cristiana data del siglo XVI que está caracterizada por ser neoclásica y cuenta en su interior con retablos churriguerescos.
Palacio de Canedo
Actualmente convertido en hotel, restaurante y lugar para el ocio. Sin embargo, el Palacio de Canedo ha tenido una vida larga. Por un lado, fue construido en el siglo XVII por el Señorío de Canedo y durante varios periodos de la historial es usado como residencia señorial. Más tarde pasa a un estado de abandono por el desuso, hasta que el berciano de Prada se fijó en él, lo compró y lo reconstruyó.