En ese sentido, subrayaron que la quema de paja es “especialmente tóxica”, pues su alto contenido en cloro se transforma en dioxinas, uno de los contaminantes más peligrosos que existen desde dosis mínimas, ya que se acumula en el organismo, recordaron los ecologistas. En la misma línea, apuntaron que, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, la quema de madera para producir electricidad es más peligrosa que el gasoil y libera 79 contaminantes de todo tipo, incluidas las partículas atmosféricas que causan 428.000 muertes prematuras de europeos cada año según la Agencia Europea del Medioambiente.
Al respecto, recalcaron que “la promesa de Forestalia de que su proyecto de central térmica de biomasa para el Bierzo contaminaría menos que una térmica de carbón no la convierte ni mucho menos en inocua” y remarcaron que la particular orografía berciana y sus fenómenos asociados -inversión térmica, escaso viento y pocas lluvias- “multiplican el daño a nuestra esperanza de vida”.
Además, advirtieron que el calor producido en la central “calentará y evaporará agua del embalse de Bárcena” y pusieron en duda las ventajas económicas de la quema de madera, ya que la planta de biomasa competiría por este recurso con fabricantes de pellets de uso doméstico y con la industria de transformación de la madera, al igual que ocurriría con la paja que necesitan los ganaderos, señalaron.
En esa línea, remarcaron que “la experiencia con el carbón, que se hunde dejando enfermedad y desolación, debería hacernos más cautos ante ofertas de unos pocos puestos de trabajo eventuales, a costa nuevamente de la salud de todos y de sobreexplotar los recursos naturales”. “Hay mejores alternativas de desarrollo, contaminando mucho menos, a cambio de mucho más”, concluyeron.