Aún quedan recuerdos de aquellos 'dorados' domingos de bodega en bodega en Molinaseca. Uno de ellos, que además fue muy utilizado durante los años posteriores al 2.000, sigue instalado en su lugar de siempre, aunque ya no está operativo. Charli le cortó el cable, para convertirse en una de esas señas de otros tiempos. Se trata de un alcoholímetro ubicado en la Bodega "El Camarero" de Molinaseca, que permitía comprobar la tasa de alcohol a los curiosos que querrían conocer su estado etílico, en una de tantas noches de fiesta y reunión.
"La gente metía una moneda, salía una pajita, la metías en el agujero y soplabas hasta que daba la tasa de alcoholemia. Muchos competían por quien sacaba la tasa más alta. Me llegaron a pedir un chupito de orujo para volver a soplar y dar más", explica Charli para InfoBierzo. Son 37 años lo que llevan a la espalda Charli y su mujer, Blanca, al frente de la Bodega "El Camarero", también conocida por muchos cercanos como "la bodega del Charli". Un emblema hostelero de la Villa del Meruelo, que con casi 40 años de vivencias, sigue abriendo sus puertas en la Calle del Agua de Molinaseca.
Uno de tantos vestigios o 'restos' de aquellas épocas de la ronda de bodegas de Molinaseca, los domingos, y que ahora ya ha desaparecido, o por lo menos el auge que vivió en épocas pasadas. Los tiempos habrán cambiado, pero el alcoholímetro sigue allí instalado, haciendo honores a la tradición que marcó Molinaseca en las gentes bercianas y ponferradinas del momento. Sin embargo, el 'imán de Molinaseca' sigue vivo, por lo que, su espíritu bodeguero y festivo no se ha perdido.
