ASPAYM Castilla y León pretende visibilizar el papel de las madres con discapacidad, con el objetivo de normalizar la maternidad dentro del colectivo, sobre el que todavía recaen muchos prejuicios y obstáculos sociales, con motivo el 2 de mayo del Día de la Madre.
Arlenis Yamilet Rodríguez, de 25 años, es socia de ASPAYM Castilla y León en Ponferrada y madre desde hace cuatro años. Ha querido compartir su testimonio para reivindicar el derecho de las mujeres con discapacidad a ser madres y visibilizar todos los obstáculos que se ha encontrado en el proceso, se explica en un comunicado.
“En mi caso me quedé embarazada a los 21 años. Entonces yo tenía claro que quería tener hijos y no tardé mucho en conseguirlo. Mi familia me apoyó desde el principio y todavía lo siguen haciendo, después de cuatro años”, explica Arnelis.
Además confiesa que, a pesar de tener el apoyo total de su familia y su pareja, no se sintió respaldada por las instituciones sanitarias, y esa fue una de las mayores dificultades que se encontró en su proceso: “La trabajadora social y mi médica de cabecera se oponían a que yo tuviese el bebé por mi discapacidad y no querían que siguiese adelante con el embarazo. Mi pareja pensó en denunciar esa situación y mi familia me dio todo su apoyo para proseguir con el embarazo”.
Además, asegura que esta situación le hizo reflexionar sobre la infantilización y los prejuicios que existen hacia las mujeres con discapacidad, en lo referente a la maternidad y a la sexualidad. "El hecho de ser madre con discapacidad implica tener más obstáculos que las mujeres que no tienen discapacidad. Yo me tuve que enfrentar a que ciertas instituciones se opusieran a mi embarazo. Los prejuicios y estereotipos hacia las madres con discapacidad existen, y también por parte del personal profesional sanitario y de servicios sociales, ese fue uno de los grandes obstáculos a los que me tuve que enfrentar".
Pese a ello, que la maternidad para ella ha sido algo maravilloso. “En un principio pensé que sería duro, pero resultó ser todo lo contrario, me siento muy feliz y me considero una buena madre”.
Además, reflexiona sobre la necesidad de un cambio en la sociedad para fomentar la inclusión de las mujeres con discapacidad en todo lo relacionado con la maternidad: “Espero que poco a poco la situación siga mejorando y que lo que me pasó a mí no le pase a otras mujeres con discapacidad. Todas tenemos el derecho a que se nos trate con dignidad y se respeten nuestras decisiones”.
Arlenis Yamilet Rodríguez, de 25 años, es socia de ASPAYM Castilla y León en Ponferrada y madre desde hace cuatro años. Ha querido compartir su testimonio para reivindicar el derecho de las mujeres con discapacidad a ser madres y visibilizar todos los obstáculos que se ha encontrado en el proceso, se explica en un comunicado.
“En mi caso me quedé embarazada a los 21 años. Entonces yo tenía claro que quería tener hijos y no tardé mucho en conseguirlo. Mi familia me apoyó desde el principio y todavía lo siguen haciendo, después de cuatro años”, explica Arnelis.
Además confiesa que, a pesar de tener el apoyo total de su familia y su pareja, no se sintió respaldada por las instituciones sanitarias, y esa fue una de las mayores dificultades que se encontró en su proceso: “La trabajadora social y mi médica de cabecera se oponían a que yo tuviese el bebé por mi discapacidad y no querían que siguiese adelante con el embarazo. Mi pareja pensó en denunciar esa situación y mi familia me dio todo su apoyo para proseguir con el embarazo”.
Además, asegura que esta situación le hizo reflexionar sobre la infantilización y los prejuicios que existen hacia las mujeres con discapacidad, en lo referente a la maternidad y a la sexualidad. "El hecho de ser madre con discapacidad implica tener más obstáculos que las mujeres que no tienen discapacidad. Yo me tuve que enfrentar a que ciertas instituciones se opusieran a mi embarazo. Los prejuicios y estereotipos hacia las madres con discapacidad existen, y también por parte del personal profesional sanitario y de servicios sociales, ese fue uno de los grandes obstáculos a los que me tuve que enfrentar".
Pese a ello, que la maternidad para ella ha sido algo maravilloso. “En un principio pensé que sería duro, pero resultó ser todo lo contrario, me siento muy feliz y me considero una buena madre”.
Además, reflexiona sobre la necesidad de un cambio en la sociedad para fomentar la inclusión de las mujeres con discapacidad en todo lo relacionado con la maternidad: “Espero que poco a poco la situación siga mejorando y que lo que me pasó a mí no le pase a otras mujeres con discapacidad. Todas tenemos el derecho a que se nos trate con dignidad y se respeten nuestras decisiones”.
