Un terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter está dejando un panorama desolador en Marruecos. Con epicentro en la turística ciudad de Marrakech, el seísmo deja un balance provisional de 1.037 muertos y más de 1.200 heridos, cifra que va cambiando continuamente. En este momento no hay constancia de víctimas españolas.
Un terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter está dejando un panorama desolador en Marruecos. Con epicentro en la turística ciudad de Marrakech, el seísmo deja un balance provisional de 1.037 muertos y más de 1.200 heridos, cifra que va cambiando continuamente. En este momento no hay constancia de víctimas españolas.
El terremoto sorprendió a Beatriz, una joven de ascendencia berciana que se encuentra de vacaciones en Marrakech. Junto a Guillermo, su pareja, no sólo han sido testigos de la dramática situación de las primeras horas sino que están sufriendo la “falta de ayuda” por la caótica situación que se vive en el país vecino. Asimismo, describen un escenario dantesco, “sin ayuda, rodeados de muertos en medio de una plaza”, mientras en España se están facilitando formas de contacto para españoles residentes y turistas que ellos no encuentran.
A las 23.11 de la noche de ayer viernes, Beatriz y Guillermo estaban entrando en la habitación del hotel Riad en el que se alojaban cuando la tierra empezó a temblar. Salieron corriendo con lo puesto, “sin cartera, sin móvil, ni nada”. Permanecieron en el exterior durante varias horas, en la plaza de Yamaa el Fna, pendientes de posibles réplicas.
El hotel colindante al suyo se terminó derrumbando por lo que al final accedieron a su habitación sólo para recoger sus pertenencias y abandonar el lugar por posible riesgo estructural. “Hemos dormido en la plaza muchísimas personas, no había casi policía, había una ambulancia que llegó a la hora y media, pasando frío, sin ropa para ponernos, sin nada”.
Esta mañana se desplazaron al Consulado donde se encontraron con la puerta cerrada sin nadie que les atendiera, “estaba como en un portal extraño en un zulo”, narró la joven. Junto a ellos, había otras parejas españolas entre algún ataque de ansiedad por la situación.
A través de familiares españoles consiguieron los números de teléfono de emergencia consular del Consulado General de Casablanca, en cuya demarcación se encuentra la ciudad y región de Marrakech, “y nos dijeron que acudiésemos al Instituto Cervantes, que iban a dar una charla”.
A la llegada les informaron que la charla ya había terminado, sin nadie que les pudiera ayudar. Es más, al explicarles que se habían quedado sin hotel la opción que les dieron fue contratar con otro alojamiento.
Beatriz y Guillermo tienen suerte porque el vuelo de regreso sale mañana, aunque no saben si se mantendrá en fecha. Sin embargo, en este momento aún no saben dónde harán noche. En esta odisea han coincidido con otros turistas españoles que todavía tienen varios días por delante y no saben qué va a ser de ellos hasta su vuelta.