En El Bierzo, como en tantas otras comarcas de interior, hablar de futuro es hacerlo también de transformación. Las minas cerraron, el carbón se apagó, pero lo que no ha desaparecido es el empuje y la ilusión por obtener una buena calidad de vida de quienes viven aquí.
La economía digital se presenta como un nuevo camino, una alternativa que gana fuerza y que, poco a poco, está calando en el tejido empresarial de la zona. No se trata de un cambio inmediato ni homogéneo, pero sí de una corriente creciente que trae consigo oportunidades inéditas, nuevos empleos y la necesidad urgente de adaptación.
De la tierra a la nube. Estos son los sectores digitales que despuntan
Ya no es raro ver a un joven berciano trabajando en remoto para una startup de Barcelona o a una pequeña empresa local vendiendo sus productos en Europa desde una tienda online. Cabe citar como ejemplo de empresas que consiguen destacar dentro de este contexto de digitalización global las del sector del entretenimiento en línea.
En este entorno, el auge de los casinos online se ha convertido en todo un fenómeno económico que factura millones en España, y genera empleos indirectos en espacios tan variados como la programación, el diseño, el marketing, o en la atención al cliente. Aunque esta industria no tiene una sede física visible en la comarca, representa una muestra clara de hacia dónde se dirige el mundo del trabajo y del ocio.
En paralelo, pequeños negocios familiares están encontrando nuevas vías para crecer. Desde bodegas que han empezado a vender por Internet hasta artesanos que promocionan sus productos en redes sociales, la digitalización está abriendo una puerta para seguir viviendo de lo local, pero con alcance global. En esta etapa de transición, el gran reto no es la tecnología, sino el cambio de mentalidad.
Adaptarse o quedarse atrás
En esta nueva realidad empresarial, las empresas de El Bierzo han tenido que reaccionar rápido. Algunas lo han hecho con valentía y acierto, otras aún dudan, y no pocas ven en lo digital una amenaza más que una oportunidad. Sin embargo, los datos muestran que quienes apuestan por la tecnología no solo sobreviven, sino que crecen.
En Ponferrada, por ejemplo, algunos centros de formación están ampliando su oferta hacia el ámbito digital, conscientes de que las competencias tecnológicas son hoy tan importantes como saber de contabilidad o ventas. Y en pueblos más pequeños, proyectos de coworking y redes de colaboración han comenzado a tejer un ecosistema que, aunque modesto, permite pensar en futuro sin tener que marcharse.
El Bierzo, con su combinación de tradición e innovación incipiente, tiene una baza que pocas regiones pueden ofrecer. Este contraste entre lo rural y lo digital puede convertirse en una ventaja competitiva si se sabe canalizar. No se trata de copiar lo que funciona en las ciudades, sino de encontrar el modo de aplicar la tecnología al contexto berciano: desde mejorar la eficiencia energética en bodegas hasta crear rutas turísticas inteligentes.
Cultura y tecnología, la alianza evidente
Una de las caras más visibles de la digitalización es la expansión de la cultura en nuevos formatos. No hace falta estar en Madrid para crear contenido audiovisual de calidad ni publicar un libro. Plataformas como Spotify, YouTube o Kindle permiten que músicos, escritores y creadores del Bierzo puedan mostrar su talento más allá de las montañas que rodean la comarca.
En los últimos años, también se ha visto un auge en las propuestas híbridas, como festivales que combinan conciertos presenciales con retransmisiones en directo, o exposiciones accesibles desde cualquier parte del mundo. Aquí, la tecnología no sustituye lo físico, sino que lo complementa, lo amplifica. Y lo mejor es que permite mantener vivas las raíces, dándoles nuevos canales para expresarse.
En este sentido, el arraigo cultural berciano no es un freno, sino un motor. Convertir ese legado en contenido digital, en experiencias interactivas o en productos creativos, puede ser una forma de revitalizar la identidad local desde una mirada contemporánea.
¿Y los retos? También son digitales
Sin embargo, no hay que prestarse a engaño, no todo el camino es fácil. Las infraestructuras de conexión siguen siendo un problema en ciertas zonas de la comarca. No tener una red estable limita cualquier intento de digitalización. A eso se suman otros desafíos, como la falta de formación específica en algunos perfiles, o el miedo al cambio por parte de empresas tradicionales que han funcionado durante décadas sin necesidad de ordenadores ni redes sociales.
Otro obstáculo es la fuga de talento joven, una constante en El Bierzo. Muchos de los perfiles tecnológicos formados en la comarca acaban marchándose a ciudades con más oportunidades. Retener a estas personas será clave si se quiere consolidar una economía digital con rostro berciano. Para lograrlo, hay que ir más allá de las palabras: se hace necesario la creación de proyectos, la inversión de instituciones públicas y privadas, el aumento de la confianza institucional y, sobre todo, una narrativa clara que diga que aquí también es posible innovar.