El ponferradino Javier Zapiraín, con el invento. (Víctor Alón).Nadie puede negar que abrir una almendra es, en muchas ocasiones, una misión casi imposible. Hacer añicos la dura cáscara de este tipo de frutos secos hace que la paciencia de los consumidores se reduzca a ir en la búsqueda de un martillo para enzarzarse en una 'pelea' en la que el único objetivo es sacar el fruto entero evitando que los trozos de cáscara no vuelen por toda la estancia. Seguro que a más de uno, en su afán por poder degustar un puñado de pequeñas avellanas se le han ocurrido ineficaces métodos de 'tortura', pero solo una persona -y estamos hablando de un berciano- ha sido capaz de materializar el proyecto y dar vida a un casca almendras "fácil de usar, limpio y hasta decorativo".
El ponferradino Javier Zapiraín, de 52 años, ha conseguido, con la ayuda de su padre, crear un aparato capaz de pelar nueces, almendras, avellanas y piñones con un tímido movimiento hacia abajo a una pequeña palanca y sin aplicar apenas nada de fuerza. Aunque ya llevan años fabricándolos como mero hobby, el farmacéutico de profesión no descarta comercializarlos de una manera más seria "debido al gran interés que ha causado simplemente con el boca a boca".
"La idea surgió hace unos 8 años", explica Javier, "cuando, hartos de abrir almendras a martillazos y de ver dañada la meseta de la cocina, mi padre empezó a darle vueltas a la cabeza a la posibilidad de construir alguna máquina que le facilitara el consumo de estos frutos secos que tanto le gustan". Lo principal era dar vida a algo que fuera cómodo, fácil de usar para niños y mayores y, sobre todo, que también tuviera las cualidades de ser transportable y limpio, porque ya existen en el mercado armatostes que nunca nos dieron buenos resultados".
Madurada la idea y encontrado el mecanismo, "solo nos quedaba hallar los materiales perfectos". De esta forma, Javier y su padre pensaron en crear una máquina de acero inoxidable, con 4 mm de grosor que se asemejase al mecanismo de los antiguos molinos. Así, el casca almendras 'made in Bierzo' se caracteriza por su base en forma de uve, con una ranura para meter el fruto seco y que cae, posteriormente, totalmente pelado hacia un cajón de madera de nogal negro. "De este cajón, que viene adherido a la máquina, se saca el fruto para consumirlo y, a su vez, alberga todos las cáscaras hasta el momento en el que se decida vaciarlo".
Los ensambles del cajón están hechos con cola milano, por lo que no hay ningún tipo de punta ni clavo. Precisamente, el hijo es el que se encarga de manera artesanal de tallar la madera, mientras que el padre, que ya roza los noventa años, es el que ajusta las piezas de la máquina tras ser cortadas a láser. "Ahora construir el casca almendras es más llevadero y económico que tiempo atrás", recalca Zapiraín, "teniendo en cuenta que hace 10 años nos tuvimos que ir a Barcelona para poder encontrar una empresa que nos cortase con láser las piezas que habíamos diseñado". Por otro lado, los familiares quisieron darle un toque decorativo a su creación "con la intención de que pudiera estar a la vista, en cualquier parte de la casa, para poder utilizarlo cuando se quiera".
Aunque asumir un pedido a gran escala requeriría una mayor dedicación, el farmacéutico berciano no descarta plantearse una producción en serie de este invento. Sobre todo, después de que cientos de personas hayan demandado el producto. "Es más, ya estamos trabajando en una página web para poder promocionarlo y ponerlo a la venta on line, solo nos queda regularizar la situación y asegurarnos de la buena acogida, así como de ajustar unos precios competentes y de valorar la integración de más operarios al equipo".
Es una máquina de acero inoxidable y madera de nogal negro. (Víctor Alón).Turrones El Lobo ya le ha echado el ojo
La prueba de la eficacia de este casca almendras no es otra que el interés que hace tiempo mostró por el invento la empresa de turrones El Lobo. "Todo surgió a raíz de nuestra participación en una feria de inventos celebrada en Barcelona", donde Javier y su padre llevaron la primera de sus creaciones. Uno de los empresarios de la marca "se paró ante nosotros y nos hizo un pedido para la fábrica e, incluso, para regalar a sus clientes". "Nos hizo mucha ilusión, pero hemos de reconocer que el boca a boca, porque en ningún momento comercializamos con el tema, ha hecho que esta máquina cubra una necesidad y satisfaga a los consumidores de todas las edades".
Quién sabe... Quizás en menos de lo que imaginamos, El Bierzo pueda desarrollar esta patente como Javier y su padre sueñan, convirtiéndose en un referente para fábricas y consumidores de todo el país.
Sólo con abrir el cajón ya sale el fruto seco pelado y las cáscaras. (Víctor Alón)