El que fuera jefe de la Guardia Civil en Ponferrada, junto con otras 6 personas -entre ellas un primo del sargento-, fue acusado ayer de tres delitos en el juicio celebrado el pasado miércoles en la Audiencia Provincial de León contra una red de tráfico de estupefacientes que operaba desde Fabero y era punto de distribución de droga para todo Bierzo.
Los tres delitos a los que podría enfrentarse el exjefe antidroga son encubrimiento, omisión del deber de perseguir delitos y revelación de secretos y datos reservados, según ha informado El Diario de León. Así, las penas que solicitan desde el Ministerio Fiscal y la Abogacía del Estado para los 7 implicados son de entre 3 y 10 años de prisión.
Esta era la última sesión del juicio por este caso en la que la fiscalía explicó como este cargo "protegía" a los delincuentes gracias a su posición y por ello puede enfrentarse a 3 años de prisión con inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante ese tiempo, así como una década de inhabilitación absoluta. A esto habría que sumarle las penas que se puedan incluir por los delitos de los que está acusado.
El sargento, presuntamente, daba 'chivatazos' y avisaba a los otros acusados gracias al acceso que tenía a las investigaciones, entorpeciendo así el proceso policial.
Por su parte las defensas de los acusados solicitaron la absolución argumentando que las pesquisas que se llevaron a cabo tenían como objetivo investigar al sargento, y que, salvo las grabaciones de conversaciones telefónicas, no había más pruebas.
Finalmente, la defensa del exjefe de la Guardia Civil explicó que quien hizo saltar la voz de alarma, otro miembro de la unidad de estupefacientes, fue trasladado y cambiado de funciones por su superior, el sargento, algo que podría no haberle sentado bien y podría ser el motivo de la denuncia.