La industria agroalimentaria del Bierzo ha sido siempre uno de los grandes emblemas de la Comarca. Ha sufrido muchos cambios, ha vivido muchas épocas y se ha adaptado a los nuevos tiempos para seguir siendo uno de los pilares de la economía local. Bien lo sabían Santos Martínez y Carolina Rollón, quienes allá los 60 tuvieron la que sería la primera máquina automatizada que cerraba botes de pimientos asados. Esta máquina ha sido donada este sábado por sus tres hijos a De lo nuestro Artesano, en Carracedelo.
Estos emprendedores de la época dedicaban parte de su tiempo a la industria agroalimentaria de las conservas y decidieron invertir en una máquina en 1958 para el cerramiento manual de las latas, que principalmente albergaban pimientos. La máquina fue una JK Somme, de la empresa Somme S.A., una empresa vasca que tenía su origen en Noruega.
La alta demanda de latas de conserva, animó a Santos y Carolina a comprar esta máquina que cerraba de modo artesanal botes de hojalata. Era un trabajo que seguía realizándose a mano y que permitía dar a los botes ya usados una segunda (o tercera) vida cerrándolos de nuevo con una nueva tapa. Reciclaje y reutilización, que se diría ahora.
Estos bercianos no sólo se autoabastecían y daban salida a un reducido número de latas de conserva, sino que pasaron a prestar este servicio al resto de vecinos de la zona, que se acercaban hasta su casa para cerrar los botes llenos de pimientos. En la época de más tirón, apenas unos meses en otoño, esta familia llegaba a embotar 15.000 o 20.000 latas y si bien el pimiento representaba el 90% del contenido, también las había de dulce de membrillo, salsa de tomate, pavías, como se conoce al melocotón en El Bierzo...
Tal era la demanda que Santos, mecánico ajustador en la MSP de Ponferrada, añadió un revolucionario aplique a la máquina que lo cambió todo. A partir de un motor viejo de lavadora, que compró al chatarrero de Ponferrada, diseñó un motor eléctrico motorizado que unió a la máquina Somme y que dio lugar a la primera máquina automatizada de latas de conserva del Bierzo. El motor se encargó de realizar la tarea más costosa, el cerramiento manual de las latas, y junto a un ventilador, que también colocó Santos y que evitaba que la máquina se sobrecalentase, el nuevo producto estaba listo para su uso. Una vez cerrados los botes, había que volver a casa y hervirlos al baño maría durante 30 minutos.
La actividad de "tapa latas", como decía la propia Carolina Rollón, se alargó desde 1958, cuando compraron la máquina, hasta 1971 en los bajos de la vivienda familiar ubicada en la calle Hornos 8 de Ponferrada, para posteriormente pasar a la avenida de Compostilla 21, donde permanecería hasta su cierre en 1974.
En los momentos de mayor apogeo del negocio, entre 1960 y 1969, estos emprendedores bercianos llegaron a cerrar cerca de 45.000 envases en los apenas 2 meses del año de actividad, desde septiembre a mediados de noviembre.
Este sábado sus tres hijos, Mari Carmen, Santos y Ramón, recordaban con orgullo a sus padres y contaban alguna de las tantas anécdotas que vivieron de niños mientras ayudaban en el negocio familiar. Santos hijo cuenta como una vez, su madre recibió un importante encargo del director del economato de la MSP. 200 botes de pimientos dulces y picantes para un compromiso. Carolina, la madre, los preparó como siempre, con mimo y cuidado y sin saber para quién sería el producto. La sorpresa llegó cuando el director le pidió abrir dos botes, uno de dulce y otro de picante, para comprobar la calidad, la presentación y la limpieza del producto. El resultado no pudo ser más satisfactorio, sin embargo, Carolina quiso saber para quién eran los botes y por qué tanto cuidado. Un centenar de los botes de pimientos eran para la despensa del Conde los Gaitanes, principal accionista de la MSP, y la otra mitad para la despensa del dictador Francisco Franco. Y ambos deberían quedar muy satisfechos, pues el intercambio siguió produciéndose durante los siguientes cinco o seis años.
Carolina no pudo desvelar quienes eran los receptores de este lote tan especial, pero años después lo compartió con sus hijos, quienes se ríen al recordar la historia y acordarse de su madre.
Desde este sábado, la máquina con la que comenzó todo, esa Somme, está expuesta en la tienda de De lo nuestro Artesano, un lugar que especializado en conservas tradicionales en Carracedelo. Durante esta mañana se ha celebrado el acto de donación de la máquina de parte de los tres hermanos a esta empresa agroalimentaria familiar, que recibía con honor y alegría este gran legado.
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