
El Ayuntamiento de Villafranca del Bierzo da los primeros pasos para poner en valor los restos de la antigua iglesia de San Nicolás, en la plaza Fernández Marva, más conocida como plaza del Campairo. Se trata de un pequeño enclave situado en la pendiente que separa la calle del Campairo, casi en la entrada a la plaza del Ayuntamiento, y la calle del Agua.
Actualmente sólo perdura, en la parte inferior del espacio, la forma semicircular del ábside del primitivo templo, entre las dos escalinatas que dan acceso a la parte superior de la plaza. En la estructura puede observarse una hendidura en la piedra, un hueco que se utilizaba para almacenar las reliquias que se usaban para las ceremonias.
El concejal de Cultura de Villafranca, Javier del Valle, adelanta que el objetivo del consistorio al poner en valor este enclave es “recuperar y divulgar el valor histórico de unos restos del siglo XI”. “Mucha gente pasa por allí y desconoce que en ese lugar se situaba la antigua iglesia de San Nicolás”, explica Del Valle.
El Ayuntamiento de la villa del Burbia ya ha señalizado el lugar convenientemente para poner en valor el enclave y este viernes ha organizado en el Teatro Villafranquino un seminario histórico con la presencia del catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, Javier Fernández Conde, el profesor titular de la misma materia en la Universidad de Vigo, Javier Pérez Rodríguez, y el escritor Fermín López Costero. El coloquio, titulado 'Recuerdo de San Nicolás de Burbia. Aspectos religiosos y urbanísticos en el origen de Villafranca', es una de las primeras medidas para impulsar la puesta en valor de los restos.

El primer núcleo urbano de Villafranca
“La importancia no recae en los restos en sí mismos, ya que sólo quedan unas piedras del ábside de una antigua iglesia románica”, reconoce la especialista en investigaciones medievales, Flor Álvarez de Toledo. “Lo verdaderamente importante es que fue la primera iglesia de Villafranca, cuando la ciudad aún se llamaba Burbia”, remacha.
“Se cree que esa iglesia se pudo construir sobre el siglo XI, prácticamente al mismo tiempo que la de Corullón”, especifica Álvarez. “San Nicolás de Burbia fue el núcleo urbano original, alrededor del cual se hacían los concellos, se celebraban los mercados y se construyó un cementerio”, explica.
“Hay otro motivo por el que la antigua iglesia de San Nicolás es importante para Villafranca”, adelanta Álvarez. Ese motivo tendría que ver con la donación de la iglesia, hasta entonces propiedad del Obispado de Astorga, a los monjes de la abadía francesa de Cluny, decretada por doña Urraca, la hija de Alfonso VI, en el siglo XII.
Los monjes franceses acabaron recalando en la ciudad entonces conocida como Burbia, a la que su presencia acabó cambiando el nombre –“la villa de los francos”-, y acabarían estableciendo el Monasterio de Santa María del Cluniaco, más conocido como la Colegiata.
Por su parte, la antigua iglesia de San Nicolás continuó existiendo como parroquia hasta el siglo XVIII, momento en el que deja de utilizarse, bien a causa de un incendio, bien a causa del derrumbe de la estructura, explica la especialista en investigaciones del medievo. En ese período, y aprovechando la reciente expulsión de España de los jesuitas, la parroquia se traslada al Convento de los Padres Paúles, construido por la Compañía de Jesús. Es por ese motivo que el edificio es conocido a día de hoy como la iglesia de San Nicolás.

