Ecologistas en Acción pide la destitución del director de las Reservas de Caza en la provincia "por una gestión insostenible"

Afirman que Juan Carlos Peral, el responsable de Caza en la provincia, "lleva a cabo un modelo de gestión muy desfasado e incompatible con criterios de sostenibilidad y conservación que debieran imperar en los espacios naturales más valiosos de la provincia".

06 de Marzo de 2015
Actualizado: 08 de Marzo de 2015 a las 22:00
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Ecologistas en Acción de la provincia de León, lanza en la mayor plataforma de peticiones del mundo, change.org, una campaña de recogida de firmas  dirigidas a la Consejería de Fomento y Medio Ambiente,  que preside el leonés Antonio Silván, pidiendo la destitución del director de las Reservas Regionales de Caza de León, Juan Carlos Peral Sánchez,   "por un modelo de gestión basado en la producción de caza mayor desfasado e incompatible con criterios de sostenibilidad y conservación que debieran imperar en los espacios naturales más valiosos del norte de la provincia". 

No es la primera vez que el movimiento ecologista pide el cese de Peral, que ostenta su cargo desde hace más de 25 años. Ante  la gravedad de los últimos acontecimientos vividos en la Reserva Regional de Caza de Riaño,  de los que en primer lugar es responsable el Juan Carlos Peral, Ecologistas en Acción quiere con esta ciberacción dar voz a la ciudadanía. La Asociación también ha dirigido su petición por escrito.

La gestión promovida por la Dirección de las Reservas Regionales de Caza de la provincia de León (Ancares, Mampodre y Riaño) se basa desde hace décadas en un modelo de caza intensiva que contraviene la normativa de protección de los espacios naturales (incluidos en la Red Natura 2000) donde se encuentran, normativa que establece la subordinación de esta actividad a la conservación de las especies.

Los espacios naturales protegidos deben tener otro tipo de gestión que se asiente en una deseable diversidad de usos, toda vez que se lleva a cabo con los impuestos de todos de los ciudadanos (no sólo los cazadores). La falta de un modelo de estas características con la debida planificación de uso y gestión y de desarrollo socioeconómico es uno de los principales males que acusa el Parque Regional de Picos de Europa, así como los Ancares, que a día de hoy ni siquiera cuenta con plan de ordenación de recursos. Estos espacios naturales no puede seguir siendo, ni sólo ni principalmente, simples cazaderos. La montaña de León no puede ser el cortijo del director de sus Reservas de Caza.

No es casualidad que esta política haya sido merecedora de numerosos premios y elogios de colectivos y asociaciones de cazadores (caso de la Real Federación Española de Caza) otorgados a la persona del director técnico de las Reservas Juan Carlos Peral, al que identifican como “cazador montero”, el cual lleva más de de veinticinco años imponiendo su criterio en la montaña de la provincia de León.

Esta tendencia en favor de una gestión cinegética alejada de la conservación se ha puesto de manifiesto, entre otros aspectos, en la persistente y creciente intensidad del furtivismo (que no respeta especies protegidas,  ni prohibiciones como las relativas a la caza con nieve o en zonas de seguridad), que la Administración ignora intencionadamente, así como en la persecución y caza ilegal de lobos (realizada en ocasiones por personal de las propias Reservas).

Paradigmáticamente, el modelo cinegético implantado desde hace años en la Reserva Regional de Caza de Riaño se ha basado en la sobrepoblación de ciervos y jabalíes, lo que ha dañando varios hábitats naturales como arandaneras y acebales. Al mismo tiempo, se ha intensificado la persecución de depredadores naturales como el lobo ibérico que son excelentes controladores de la población de los ungulados salvajes. La elevadísima mortalidad de ciervos producida como consecuencias de las nevadas (con el penoso escenario de cadáveres decapitados a los bordes de las carreteras) no es sino un reflejo de todo ello.

El incremento de la demanda de actividades de ocio y tiempo libre en la naturaleza, permite plantearse una vía clara de desarrollo de un sector de servicios ajeno a una actividad minoritaria como la caza, que, además, muchas veces resulta excluyente frente a otros usos, como los turísticos.