Esta situación estructural ha determinado que las centrales térmicas peninsulares de carbón "no resulten competitivas, y por tanto su funcionamiento no resulte previsible en el mercado de generación eléctrico en el futuro", en palabras del Secretario del Consejo de Administración, Borja Acha Besga.
Por ello, el Consejo de Administración de Endesa ha aprobado promover la discontinuidad de la producción de sus centrales térmicas de carbón en la Península, y evaluar opciones de futuro en dichos emplazamientos. Entre ellas, se verá afectada la central térmica de Compostilla, ubicada en Cubillos del Sil, cuyo cierre definitivo está fechado para junio de 2020.
Según Endesa, esta medida no se espera que tenga un impacto relevante en el margen de explotación de la Compañía. El valor neto contable del conjunto de centrales térmicas de carbón peninsular asciende aproximadamente a unos 1.300 millones de euros, que incluye el importe estimado de la provisión para el desmantelamiento de estas centrales. La decisión adoptada por el Consejo de Administración de Endesa de acelerar el compromiso de descarbonización discontinuando la producción de generación térmica peninsular de carbón y el análisis a realizar del valor recuperable de estas instalaciones podría implicar el registro contable de un deterioro de valor de estos activos por un importe máximo equivalente a la totalidad de su valor neto contable, lo que, en su caso, reduciría el importe futuro de las amortizaciones estimadas en el conjunto de centrales.