Por su edad, la conocida como Encina de Otero o 'Xardón del Perouchín' era la encina más longeva de la comarca y uno de los ejemplares más viejos de la zona Noroeste de España. Y por su simbolismo, debido a la estrecha ligazón que existe entre el Bierzo y las encinas.
Se trataba de un objeto de una atención especial, tanto por parte de las instituciones públicas como de asociaciones conservacionistas. De esta forma, tanto el Ayuntamiento de Toral de los Vados como la Asociación 'A Morteira' han llevado a cabo diversas actuaciones cuyo objetivo final no es otro que el de salvar y perpetuar la Encina de Otero. Asimismo, tras la actuación de urgente de poda a la que fue sometida en 2005, recibía en la actualidad un tratamiento específico para consolidar su estructura. Unas actuaciones que fueron realizadas y coordinadas por el Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia y su director, el botánico Bernabé Moya.
El árbol era todo un símbolo para la localidad y por eso los vecinos habían emprendido su particular lucha. La Encina de Otero era un árbol emblemático en El Bierzo, que antaño constituía un importante ecosistema generador de riqueza. La Encina de Otero, era uno de los árboles más significativos de la comarca y, por extensión (24 metros de diámetro y 20 metros de altura), de la Comunidad Autónoma, que la incluyó dentro de su Catálogo de Especies Vegetales de Singular Relevancia, en julio de 2006. Situada junto al cementerio de Otero, en el paraje conocido como 'El Perouchín' estaba considerada, con sus más de 600 años de antigüedad, como la matriarca de las encinas bercianas.